Es hora de hacer balance de los primeros 100 días -de sexo duro- que nos acaba de atestar el equipo (de sado) de Mariano Rajoy…El gallego feliz.
La verdad es que ya apuntaban maneras; no me puedo quejar por engañado, ni fingir que me siento como tal, les mentiría vilmente. Ya de lejos se les veía a qué venían.
Con la escusa de la crisis y el desempleo, (usándolo y valiéndose de ambos ), la derecha ha utilizado el voto de los desencantados para llegar al poder legítimamente y, -desde allí- poner su plan en marcha. Un plan que consiste en desmontar uno a uno los pilares del “estado del bienestar”; concepto de nombre ridículo que esconde un profundo sentido de cohesión social. La derecha no quiere cohesión social. Quieren segregación social, que es muy diferente. Para segregar hay que clasificar y para clasificar el mejor parámetro es el económico. Los ricos a un lado y a los “no ricos” que les den por el culo.

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En tan solo 100 días, han subido los impuestos, la luz, el gas… Nos han bajado el sueldo. Han puesto “patas abajo” las políticas de dependencia (y sus presupuestos) , la educación, la sanidad, los derechos de los trabajadores y los de las mujeres y, al mismo tiempo, han dado patente de corso para que sus patrocinadores puedan despedir sin contemplaciones a los trabajadores, aflorar sin castigo millones de euros en negro, contratar con derecho de pernada, al tiempo que desde sus medios de comunicación nos adoctrinan en la perversa teoría de que nosotros tenemos la culpa (los trabajadores), nos intentan convencer de que sus excesos los hemos cometido nosotros…De que sus viejas recetas son imprescindibles y necesarias (que no existen otras) y que esas mismas políticas de derechas nos sacaran de la crisis en la que ellas nos metieron. ¿Es posible mayor perversión?

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Ahora es Emilio Botín el que instruye desde su púlpito y, el vicepresidente de la patronal española ( un tipo de discurso especialmente repugnante) , el que señala y alumbra el camino que ha de seguir Mariano y sus mercenarios, en el ansiado desmantelamiento de los derechos sociales adquiridos tras décadas de esfuerzo. El capitalismo no ha muerto y quiere más dinero…¡Rascar vuestros bolsillos o plantarles cara con determinación!

He de reconocer – en cualquier caso- que aunque por mucho látigo de siete puntas, puño americano, consolador “XL” o bote extra de vaselina, nunca pensé que en tan poco tiempo pudieran sodomizar a tanta gente, desgarrar tantos derechos y “porculizar” con semejante soltura. Volviendo ahora la vista a aquellas fotografías de Soraya Sáenz de Santamaría en picardías de encaje…entiendo algunas cosas.

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El sexo duro está bien para el que le guste, pero yo prefiero que me traten con cariño.