Cuando me preguntó si veía alguna diferencia entre el movimiento “15-M” y otros movimientos sociales, (anti nucleares, animalistas, anti-globalización, “0,7%”, mayo francés, etc) me lo pensé un rato y respondí que sí…Creo que es el único movimiento social que va a “auto celebrar” su primer aniversario.
El15-M agachará este fin de semana la cabeza para comprobar si hay pelusa en su ombligo, pero en esta ocasión con un ministro del interior que ya no es socialista y no dudará en desalojar la Puerta del Sol a ostia limpia si es necesario.
Creo que muchos celebran con este aniversario el “yo estuve allí” más que el “yo conseguí cambiar algo”. Porque esa es la gran pregunta: ¿Ha cambiado algo el 15-M?

En la vida son los resultados los que cuentan. Si importante es estar, mucho más importante es participar en el esfuerzo de alcanzar un objetivo. Porque más allá de los espacios en prensa, no son pocas las personas – millones en España- que coincidiendo con los actos de la celebración se preguntan cuál es el motivo de la misma.
Al fin y a la postre, el 15-M lo conformaron (o conforman) personas…Seres humanos, que por muy bien que quieran hacer las cosas no pueden abstraerse de sus orígenes, virtudes y defectos de nuestra especie, que se repiten cíclicamente en cada civilización, lo mismo da si uno es de derechas, de izquierdas o apolítico.
Desde las acampadas celebradas hace un año, en plena campaña electoral, el 15-M como movimiento sin líderes ni representantes se ha ido retirando – dicen que a los barrios- y su impronta en aquel momento pre-electoral, se ha echado de menos en otros (no menos importantes) que han sucedido con posterioridad. La falta de referentes personales ha permitido que la marca 15-M haya sido utilizada a capricho por cualquiera que así lo ha deseado. Como un multiusos, el 15-M ha servido para reivindicar más democracia, menos desahucios, menos recortes, más empleo, comprar sin pagar en supermercados, ocupar edificios, pedir peajes gratis…Para todo, incluso para que telefónica parodie su sistema asambleario publicitando tarifas de telefonía móvil. Incluso mientras escribía este artículo, una pareja de testigos de Jehova, han llamado a mi puerta, me ofrecian información sobre las inquietudes sociales de “estos movimientos sociales que protestan”.
Los posicionamientos ideológicos de ese magma denominado 15-M son de tal laxitud que desconciertan. Todo parece caber en su seno, lo que no resulta fácilmente entendible desde el punto de vista de los “ismos” políticos decimonónicos. Es movimiento social que trasciende las ideologías al uso; si bien sus planteamientos parecen ser de izquierda, su irrupción en la campaña electoral del 22-M benefició a la derecha y, la beligerancia inicial contra el gobierno socialista se fue diluyendo para terminar en una práctica desaparición en muchos lugares gobernados ya por la derecha; desaparición absoluta en la inmensa mayoría de las ciudades incluso en las grandes capitales.
Cumplido un año toca hacer algunas reflexiones por todas las partes…Cada cual la suya. Por lo que a mí respecta desde el respeto, la sintonía o la discrepancia (y sin aceptar clases magistrales sobre izquierdismo de nadie), procuro aprender de todo tipo de situación que me toca vivir y evaluar  las enseñanzas que llegan desde este movimiento, dándole la importancia que ha tenido el mismo, que de momento  es infinitamente menor que otros movimientos sociales de izquierda que han alcanzado mayores objetivos. Me gustan las utopías siempre y cuando se formulen e intenten alcanzar sin levantar los pies del suelo, pero respeto a quienes opinen lo contrario por muy minoría que sean.
La izquierda en España, en Europa y en todo el planeta asienta su ideario firmemente sobre cimientos consolidados. Yo también me indigno cada día cuando veo a mi alrededor comportamientos discriminatorios, clasistas, misóginos; discursos homófobos…Racismo cultural y económico, hipocresía, corrupción… Injusticias sociales, desarrollo insostenible, etc.
Los movimientos sociales de protesta -y los planteamientos que persiguen revolucionar el sistema- son tan necesarios como recurrentes y, se repiten cíclicamente como ha venido sucediendo a lo largo de la historia de la humanidad. La diferencia entre unos y otros reside en el resultado final obtenido. La historia ha juzgado la reconquista, la revolución rusa o el mayo francés y sin duda juzgará la primavera árabe o el 15-M en función de sus resultados.