Un policía salva a un anciano que se había arrojado al Ebro
Esta historia se resume en una foto. En ella se ve claramente a un hombre desnudo que sostiene la cabeza desvanecida de un anciano, ambas personas están metidas en el agua; las aguas son las del río Ebro a su paso por Logroño y el joven está apoyado en un pilar del puente de Piedra.
Y se preguntarán ustedes, ¿qué hacen esos dos en el Ebro?: El uno procura suicidarse por el sistema de “que me tiro al Ebro” y el otro se lo ha impedido y trata de mantenerlo a flote.
La carita del suicida flota con ayuda de los delicados brazos de su salvador, su cuerpo está casi completamente tapado por la negrura del agua, sólo asoma media cabeza y una trémula mano. El héroe, torso desnudo, sostiene y da vida a la víctima.
Hay una vida insoportable, inaguantable, que el viejo ha decidido quitarse arrojándose al río, y la corriente lo arrastra. Y hay otra voluntad decidida a llevarle la contraria al desesperado, que se tira al agua fría sin titubear. Es el héroe que se desnuda delante de todos y con determinación y a grandes brazadas alcanza el cuerpo que aún flota y consigue llevarlo hasta ese pilar del puente y acercar el salvavidas salvador. El suicidio del viejo queda frustrado por la valentía del joven. A los viejos casi nunca se les da la razón y menos en estas cosas de vida o muerte… No se les consiente que decidan por su cuenta. Como cuando les da por la longevidad sin límites y hay que sacarlos de casa para meterlos de cabeza en una residencia, antes asilo.
El héroe de la foto se llama Miguel, el hijo de
El fotógrafo se llama Justo Rodríguez, era fotorreportero de Diario