Memoria histórica
“Estaba en el paredón con varios requetés de Navarra, a punto de ser fusilados…”
“Al iniciarse el año 1936 yo tenía 18 años, era un trabajador cualificado y estaba integrado en Falange Española… A partir de las elecciones del 16 de febrero, que ganó el Frente Popular, en Logroño, como en el resto de España, se fueron radicalizando las posturas…hasta que sobrevino el alzamiento del 18 de julio. El día 19 de julio me incorporé como soldado voluntario al regimiento de Infantería Bailén y salimos hacia Burgos para continuar hasta el frente de Somosierra. En las primeras horas del día 23, y tras una refriega, caí prisionero y también murieron muchos riojanos. A las pocas horas sufrí un juicio sumarísimo con otros compañeros y fuimos condenados a muerte”.
“Estaba en el paredón con varios requetés de Navarra, a punto de ser fusilados, cuando se inició un bombardeo. Fue tal la confusión que pudimos escapar, aunque sólo momentáneamente, pues poco más tarde nos volvieron a capturar. De nuevo nos pusieron en el paredón y de pronto, cuando pensaba que llegaba el fin salió un soldado republicano dando voces: “No matéis a ése, que es de Logroño, paisano mío. Lo conozco y es un obrero y buena persona”. Esto me salvó.”
“Permanecí encarcelado durante toda la guerra en distintas prisiones, hasta que acabó la contienda. Como mi familia no tenía noticias mías, y le habían dicho que había muerto en el frente de Somosierra, encargaron una esquela necrológica en el periódico e incluso se celebraron mis funerales con todos los honores militares. También los falangistas de Logroño me dieron por muerto y expresaron en el periódico sus condolencias…”
“Años más tarde, terminada la guerra, me crucé con el soldado que me había salvado la vida, entonces era él quien estaba en dificultades: Yo declaré en su favor, y gracias a ello el castigo que le impusieron quedó muy rebajado. Recuerdo con absoluta emoción cuando, pocos años después, nos encontramos por primera vez, ambos libres, en un bar que había frente a La Granja. Sin decirnos palabra nos dimos un fuerte abrazo. Fue muy bonito…”
“Fue mi tragedia personal, afirma Justo, la cuento con el fin de que conozcan una de las muchas y no peores vivencias que tantas personas sufrimos en uno y otro bando y sirva de aviso para que nunca jamás se produzca otro enfrentamiento tan cruel.”
(Testimonio personal de Justo Rodríguez, publicado en el suplemento
“Centenario de Diario La Rioja, en junio 1989”)