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Las bienaventuranzas de Danièl (y 2)

La Policía busca en Madrid y Guadalajara al asesino de Danièl Taillefert

Daniel Taillaifert, francesa avecindada en Logroño, aparece acuchillada en su casa. Era una mujer comprometida con las causas de los pobres, de los emigrantes sin papeles, de los desvalidos: una bienaventurada. Y precisamente sobre un joven a quien Danièle había dado hospitalidad en su casa recaen las sospechas. Pero localizar a este delincuente, y detenerlo, fue una difícil empresa para la policía.

Las fuentes policiales afirmaban que la autoría de este crimen apuntaba a un joven rumano, G. M., que en el momento de los hechos estaba acogido en el domicilio de la víctima desde hacía varios meses. Taillefert tenía dos hijos gemelos de 23 años y como era conocido por sus amigos estaba muy vinculada a movimientos de ayuda a la inmigración y a organizaciones solidarias riojanas, y “acogía en su domicilio a personas necesitadas que contaban hasta con la propia llave del piso”, explicaron sus vecinos.


En el registro de la vivienda la policía recuperó dos cuchillos, uno de ellos de sierra, que tenía restos de sangre y presumiblemente fue el que se utilizó en el asesinato. Todo parece indicar que el presunto autor del crimen se dio a la fuga en el vehículo de la víctima -un “Renault-5” con matrícula de M-9862-MH, y que estaba estacionado en el garaje del domicilio en la calle Fundición.

Fuentes cercanas a la investigación afirman que el presunto asesino sufrió un accidente de tráfico en las proximidades de Guadalajara (kilómetro 84 de la N-2) en la tarde del lunes, al atropellar a un animal silvestre, lo que ocasionó daños en el radiador del vehículo. El ocupante del coche abandonó el turismo y siguió la huida a pie.
Posteriormente, la Guardia Civil de Tráfico de Guadalajara recuperó el automóvil, que se encontraba en la cuneta y tenía restos de sangre. Momentos después, los agentes recibían noticias de que el citado turismo había sido sustraído en Logroño y que su conductor podría ser el presunto asesino de Danièl.
La trágica muerte de Danièl Taillefert ha conmocionado a diversos colectivos de apoyo a los inmigrantes, y organizaciones solidarias de La Rioja.

La Policía detiene en Irún, cerca de la frontera, al principal sospechoso

Una nota de la Policía relataba la forma en que fue identificado y detenido Gavril Monteanu, principal sospechoso de la muerte de Danièl Taillefert en Logroño.


“En las inmediaciones de Irún, un vehículo ocupado por un grupo de rumanos y que se disponía a cruzar la frontera española con Francia infundió sospechas a los agentes del Cuerpo Nacional de Policía de servicio de seguridad en el límite de los dos países.

Uno de los policías se dirigió a los ocupantes del turismo y al descubrir que ninguno portaba documentación fueron retenidos y poco después conducidos a las dependencias de la Comisaría de Irún.

Ya en la sede policial, uno de los agentes que recababa información sobre los rumanos reconoció entre ellos a Gavril Monteanu gracias a la fotografía del sospechoso que en su día distribuyó por todo el país la Jefatura Superior de Policía de La Rioja. Monteanu era el principal inculpado del asesinato de Danièle Taillefert.


Realizadas las averiguaciones sobre el rumano, éstas fueron puestas en conocimiento de la Jefatura de Policía de La Rioja, que ordenó se le trasladase a la Jefatura logroñesa, donde se instruyeron diligencias, antes de que el juez ordenara su ingreso en prisión.
Danièle fue asesinada el 9 de mayo de 1999 y hasta el 25 de julio no se pudo detener al principal sospechoso: dos meses de persecución costó la detención de Monteanu.

Juicio contra el Gavril Monteanu. La Audiencia condena a 15 años de cárcel al culpable de la muerte de Danièl Taillefert

Aquella noche Gavril estaba muy nervioso, le dominaba la impaciencia, quería salir, tomarse algo en la calle. Aún no había salido de la adolescencia y ya había recorrido medio mundo de sobresalto en mentira, de robo en hurto, de pelea en reyerta. Un chaval sin papeles avisado y turbulento, con pinta de no haber roto un plato.

En el juicio costó una eternidad que contara lo que sabía, lo que sucedió aquella noche.

“Me dijo que me marchase de casa, y finalmente salimos juntos, en la Plaza del Mercado tomamos unas cervezas, y estuvimos, además, en bares de la calle Fundición, donde la mujer, –así llamó Monteanu a Danièl–, estuvo bailando y yo me tomé otro güisqui. Cuando volvimos a casa le escondí la cartera; bromeando, y ella la buscó mientras lanzaba insultos en francés. Le dije que la había tirado por la ventana para reírme pero ella se enfadó muchísimo”.

“Estaba harto y se lo dije, le dije que quería irme de su casa, pero cuando llegué a la puerta comprobé que estaba cerrada con llave por dentro. “No te voy a dejar ir” me dijo ella. “No me voy a quedar contigo”, le grité. Entonces Danièl me amenazó con llamar a la Policía, y a mí me vino la ira. Le aseguré que si telefoneaba a la pasma íbamos a tener problemas”.

“Le empujé, nos empujamos, forcejeamos aunque ella era un pajarito sin fuerza. La sujeté (cogí) del cuello y la tiré sobre la cama, ella intentó recuperarse y se echó sobre mí, que precisamente ya tenía el cutter en la mano. Quiso defenderse, agredirme… ella que era un pajarito”.

“Le clavé el cuchillo en el cuello, varias veces, y no recuerdo nada más, serían las pastillas que tomaba y el alcohol…”

El fiscal y la acusación particular pedían una pena de veinte años de prisión, mientras que esta última solicitaba cinco años más por el robo del vehículo. La defensa, tras conocer el veredicto del jurado, se pronunció a favor de las penas mínimas. Al final, la magistrado-presidente del caso, Mercedes Oliver, ha considerado que el acusado debe cumplir 15 años de prisión por el delito de asesinato y 18 fines de semana de arresto por el robo de uso de vehículo de motor, “el mínimo legalmente establecido para cada tipo delictivo”, ya que tiene en cuenta, “de modo esencial, en relación al delito de asesinato, la edad del acusado”, 18 años, en el momento del crimen, el 9 de mayo de 1999.

La sentencia recogía como hechos probados los que el jurado popular dio por buenos en su veredicto: “El acusado, que vivía con carácter provisional en el domicilio de la víctima, sobre las 3 de la madrugada del 9 de mayo, y con el propósito de causarle la muerte, le fracturó la zona cartilaginosa del esternón y con un cuchillo tipo cúter le produjo cuatro lesiones, tres de ellas en el cuello, una de las cuales le seccionó la yugular interna y la carótida primitiva izquierda, a consecuencia de lad cuales falleció”. Además, el fallo añade que “las lesiones se efectuaron después de haberla tirado sobre una de las camas de la estancia y de colocarse encima de ella, inmovilizándola y sujetándola con fuerza, de modo que Danièl no tuvo ocasión de defenderse”.

“BIENAVENTURADOS LOS MANSOS POR QUE ELLOS POSEERÁN

LA TIERRA”.

Danièle era una bienaventurada, una persona singular que había hecho de la felicidad de los demás la suya propia. Seguramente por eso mismo su muerte violenta a manos de un emigrante sin techo sirvió, a tanto vecino perspicaz, para poner doble cerrojo a la puerta de su generosidad.

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Memoria de los sucesos publicados en Diario La Rioja en los últimos siglos

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