Piden 4 años por quitarle las tarjetas a un conocido y gastar 3.715 euros en puticlubes
LA RIOJA 17/02/2007

“Otra copa, nena, que pago yo con el dinero de otro…”

Esta es una historia urbana, dos amigos de juerga, uno escaso de recursos y largo en desvergüenza, y el otro con la billetera forrada y la ingenuidad llena. Y además de pudiente y primo, borrachín. Este individuo ricachón, con su coche de alta gama, se ha cogido un pedal prototípico, y no se le ocurre otra cosa que dejarle las llaves del vehículo, con todas sus tarjetas de crédito dentro, al amigote de parranda, para que le lleve a casa. Ahí empieza la verbena vertiginosa, el amigote

resulta ser un jeta, un delincuente, que se pone al volante del buga-Audi y se da el piro vampiro. Toma posesión de las tarjetas de crédito del primo y se pone a fundir dinero ajeno sin piedad, a sobrarse de alcohol y mujeres. (“Cuándo se me va a presentar otra oportunidad así”.)
Se quedó con el Audi A4 y con las tarjetas de crédito, y de éstas se gastó más de medio millón de pesetas en copas y polvos, para qué nos vamos a ir por la lírica. Fueron tres días de desenfreno en clubes de alterne de Logroño y de Agoncillo en los que gastó 3.715 euros. El fiscal pide para el acusado, un marroquí de 44 años, cuatro años de cárcel por sendos delitos de apropiación y de estafa… Y un empleo en la parada de sementales como fogoso reproductor sexual.

Todo comenzó en un bar de la calle Padre Marín, de Logroño. Era el 17 de febrero del 2007 y la víctima había bebido bastante, por lo que decidió prestar las llaves de su coche al acusado para que condujera, según el relato de la acusación. Entre tanto se desencadenó una pelea en el local en la que tuvo que intervenir la Policía Local y en la confusión las llaves del coche no fueron devueltas a su dueño.
El escrito del Ministerio Fiscal indica que al día siguiente, el hombre acudió a recoger su vehículo al lugar convenido pero no estaba. Faltaban, además, la cartera con el DNI, el permiso de conducir y tres tarjetas de crédito. El día 20, tres días después, la Policía detuvo al presunto estafador cuando se subía al A4.

Las andanzas del acusado comenzaron el mismo día 17 en un club del casco antiguo de la capital riojana, donde pagó servicios por importe de 770 euros en cuatro operaciones con tarjetas de crédito ajenas. Ahí probó la vida alegre con dinero ajeno y le gustó mucho, pero mucho. Al poco rato se desplazó a Agoncillo y en otro prostíbulo de la carrera de Zaragoza realizó otras cuatro operaciones, por llamarlas de forma quirúrgica. Al día siguiente regresó al mismo lugar, donde pagó nueve servicios con tarjeta, siempre con cargo a recursos del prójimo. En total, 723 euros. Y horas más tarde otros nueve servicios, por importe de 1.600 euros.
El día 18, el ahora procesado también se desplazó a Agoncillo y en esta ocasión realizó cuatro cargos con tarjeta por 622 euros en otro puticlub. A estas alturas del despendole las trabajadoras de los establecimientos de lenocinio, los puticlubs, le trataban como de la familia carnal.

En el escrito de la acusación se recogen un total de 30 operaciones con tarjeta por 3.715 euros. Supongamos que no todo el dinero lo gastó en servicios sexuales con mercenarias del amor, algo gastaría en gasolina para bajar y subir a Agoncillo, algo en bebida, de cualquier manera este hombre maduro, 44 años, hizo realidad con creces su sueño erótico entre locales de Agoncillo y Logroño.

“Otra copa, nena, que pago yo con el dinero de otro, y ahora mismo proseguimos por lo íntimo…”