El preso fugado de la cárcel de Logroño reingresa en prisión 24 horas después de su huida
El preso fugado a primeras horas de la tarde del martes de la prisión logroñesa fue detenido ayer por la tarde, miércoles –24 horas después de su huida– por funcionarios de
“Ellos no lo pueden entender, los funcionarios, los polis, porque nunca han estado presos, presos y enamorados. Yo tenía una mujer para mí solo, con sus manías y su dominación, pero ella, morena y alta, era solo para mí y yo para ella. Cuando nos convenía se ponía erótica para mí solo y para nadie más. Por eso, cuando me dieron el soplo de que andaba con lo de los puticlubs, y yo la imaginaba vendiéndose a un gilipollas, a un señorito fino; por eso, antes de que me dieran la provisional, me di una vuelta por esos lugares a ver si era verdad que ejercía de puta, y me engañaba con toda picha con un billete en la punta”.
“Yo la veía en el bis a bis y le daba dinero, dinero para vivir. Fiel como un perro fiel, la creía, y no me entraba en la cabeza otra cosa”.
Las Fuerzas de Seguridad del Estado de
“La pasma trabajaría lo que quisiera pero yo me dejé ver en cuanto resolví el negocio que me trajo a Logroño y que por cierto me alegró infinito. Fue entrar en el piso y decirme ella: “Ven aquí cielo mío, estrujándome con todo el cuerpo, y luego me llevó con ella, y con ella estuve desde la tarde al amanecer del día. Enterado de todo, de la verdad; visto lo entregada que estaba a mí, me volví a la cárcel tan contento, o más contento.”
Cuatro metros de muro e incertidumbre
El joven preso, que cumplía una condena de un año de prisión, optó por trepar la tapia del módulo número cuatro, con una altura aproximada de cuatro metros, y de forma incomprensible salió del centro penitenciario al campo abierto.
“Verdaderamente no me fue difícil escapar, escalar el muro. Lo difícil fue decidirme a enfrentarme con la verdad de fuera del muro, que no me atrevía a descubrir, tenía mucho miedo a dar con ella y encontrarla entregada a otros, pero finalmente me piré para salir de dudas, y después de enterarme de que no había nada, me volví a la prisión tan campante.”
Según algunas fuentes, era un recluso protegido, pero otras versiones señalaron que el interno estaba enfrentado con otros presidiarios y por eso salía solo al patio.
“La realidad es muy fácil de entender –afirmó el preso a la policía–. Yo tenía algo muy urgente que hacer, sabía cómo hacerlo, me piré y lo hice. Luego, resuelto el negocio, he vuelto para seguir con mis paseos por el patio del talego, hasta nueva orden”.
El fugado tenía cinco antecedentes o detenciones por otros tantos robos con violencia,
y después de estos hechos se hace responsable de un delito de quebrantamiento de condena con penas de prisión de entre seis meses y un año. El penado afirmó: “Después de saber lo que ella me ha dicho, lo mismo me da”.