Nuestro siguiente destino costaricense fue Monteverde. Allí sólo estuvimos una noche y nuestro objetivo era visitar el monte lluvioso.
Monteverde es una zona mucho más fresca y montañosa y algo muy tradicional allí es hacer canopy, que consiste en ‘volar’ de árbol a árbol atado por un arnés. Es una verdadera maravilla ver la frondosidad del bosque desde árboles que miden 50 metros, y pensando en toda la fauna que puede haber bajo tus pies.
En cada árbol hay una plataforma que cada vez está más arriba y la distancia entre las plataformas cada vez es mayor. Los últimos tres saltos son una verdadera descarga de adrenalina.
Tamnbién trepas por el interior de algunos de ellos