Nuestra ruta de 15 días por Sri Lanka comenzó en Anuradhapura. El día que llegamos jarreaba, era tarde y en la localidad no hay mucho que ver, así que nos limitamos a disfrutar de nuestra primera Lion Lager mientras preparábamos nuestras visitas para el día siguiente.
Las ruinas de Anuradhapura fueron nuestra primera visita en Sri Lanka, ya con solazo y recuperados gracias a muchas horas de sueño y nuestro primer gran desayuno ceilandés (bueno, el ceilandés de verdad lo probaríamos en Nwara Eliya. Eso sí que es desayunar fuerte y preparar el estómago para cualquier cosa ).
Puedes recorrerlas en coche con algún guía y seguro que aprendes muchísimo, pero nosotros preferimos alquilar una bici y dedicar la mañana a pasear entre la historia de Sri LAnka. (Repito los consejos del primer post de este viaje: ojo con el sol, lleva siempre agua de sobra, algo para taparte hombros y piernas y un calzado fácil de poner y quitar).
Las ruinas son un enorme complejo arquitectónico con bagodas, torres de ladrillo, antiguas piscinas, templos en ruinas… todo ello construido durante la época en la que la ciudad fue capital de Sri Lanka, en el 380 a.C.
Con coche y explicaciones de cada punto puedes pasar hasta dos días recorriendo las ruinas y templos, pero con una bicicleta y parando solo en lo más importante (aunque podrías parar cada dos pedaladas), en cuatro o cinco horas puedes hacerte una idea de lo que fue Anuradhapura hace más de 2.000 años. Realmente impactante.
Por la tarde emprendimos viaje hacia Sigiriya, aunque nos desviamos un poco ya que queríamos ver el Buda de Aukana. No estaba nada claro que pudiéramos llegar ya que había llovido bastante el día anterior y el camino principal estaba cortado. Pero preguntando dimos con una ruta alternativa con la que (tardeando una hora más) llegamos al buda. El lugar es silencioso, las vistas son maravillosas, no hay ni un solo turista (supongo que por pereza de ir hasta allí) y si pones cara de de no saber de qué va la cosa (lo normal, vamos) el monje te cuenta amablemente la historia del lugar y de la estatua. El buda mide 12 metros y según dónde busques información lo datan del siglo V o del XII. Mejor ir sin prisa y escuchar la explicación con atención.
Todavía con luz llegamos a Sigiriya, así que pudimos ver la gran roca con una fascinante historia que dos días después subiríamos.
Pekin Express
Añado esta opinión tras ver el comienzo del concurso Pekín Expres en la Sexta, que este año ha grabado sus primeros programas en Sri Lanka. Me senté emocionada con la intención de revivir los paisajes infinitos y maravillosos templos que pude ver hace meses. Pero para nada. Le daré una segunda oportunidad porque, sobre todo, quiero ver qué hacen y cómo en la impactante rica de Sigiriya, pero de momento, lo que vi fueron gritos, mala educación y pocas ganas de conocer un país. Entiendo que el funcionamiento del programa, que hace a los concursantes correr de lado a lado y sin dinero, no permite pararse a disfrutar de lo que ofrece Ceilán, pero hay momentos para todo. No vi ni una cara de emoción al entrar a un templo, ni a nadie mirar por la ventana el paisaje. Todo lo contrario. Vi a un concursante gritarle a un ceilandés, que le le había dejado su casa gratis y sin conocerle de nada, porque no entendía que quería una toalla. Como si aquello fuera un hotel. Vi caras de asco ante un plato de pollo, también gratis y hecho con toda la amabilidad y humildad del mundo. Vi a dos comentar que no se podía gritar ni tener muestras de afecto dentro de los templos y, aún sabiéndolo, hacerlo sin miramientos. Vi muchas faltas de respeto. Vi todo lo que nunca debe hacer quien quiere conocer un país.
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