Pensaréis que se me ha ido la ‘pinza’, y teneis toda la razón del mundo. Debe de ser por los tórridos calores de este verano.
El caso es que he decidido ponerme encima todo (o casi) lo que regalan las revistas que yo llamo ‘de chicas’ en sus números estivales. Ellas son las culpables:
Desde las gafas de aviador con cristales de espejo, pasando por el reloj azulón, el pareo, bolsas de playa, bandolera, alpargatas, agendas… las editoriales echan mano de los obsequios más variopintos para vender. También regalan muestras de colonia y algún que otro producto de maquillaje.
Reconozco que, en cuanto adquiero uno de estos presentes, lo primero que hago es sacarlo al balcón para que se ventile, porque el olor delata (la mayoría de las ocasiones) su ajustadita calidad. Pero con un buen lavado y una adecuada ventilación, algunos acaban entrando en mi armario. Otros, bien los reciclo, los tiro a la basura o los customizo. Esto último es lo que hice con este pequeño bolso bandolera.
Con unos sencillos broches en su solapa conseguí animar y dar otro aire al bolso. Además son de quita y pon, lo que permite customizarlo en función de la ropa que lleves.
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