¡Y con ustedes… LA LLUVIA! Agua bendita, diría yo. No es la condición meteorológica que más me gusta, pero reconozco que se hace necesaria. Entre las miles de cosas buenas que tiene, una es que consigue sacar del armario mi gorro de agua. Me encanta por lo animado que resulta en días tan húmedos y grises.
Dado que la cosa va de gorros y que estoy a punto de guardar hasta el próximo invierno los que utilizo para el frío, os los voy a prensentar por nacionalidades. Porque a mí -no sé a vosotras- me ocurre que los cuatro gorros que tengo los he comprado en mis viajes al extranjero. Supongo que fuera de casa nos sentimos más desinhibidas y, como nadie nos conoce, nos atrevemos con todo.
DE BERLÍN, más lady y de una abrigada lana
DE BUDAPEST, el merengue y de nutria
Aprovecho la retirada de accesorios invernales para lanzar un SOS. Se trata de esta bufanda que compré las pasadas Navidades en un outlet de Madrid.
Prometo que la compré (por 10 euros), pero con el dispositivo de seguridad puesto, algo de lo que me di cuenta cuando ya estaba en el hotel. ¿Que por qué no sonó aquel artilugio? Porque donde adquirí la bufanda ni siquiera había detectores, era una especie de mercadillo. Incluso he pensado ponérmela con el bonito ‘pin’, pero corro el riesgo de entrar y salir ‘pitando’ de las tiendas y edificios oficiales. ¿¿¿¿QUÉ HAGO????