Lo reconozco, este post está motivado por la envidia, sanísima, hacia la concejala de Cultura en el Ayuntamiento de Logroño, Pilar Montes. Su transformación en los últimos meses me resulta tan espectacular que no he podido pasarlo por alto. Y si no os lo creéis, a las pruebas me remito.
Atrás quedan retratos oficiales como estos, con motivo de su candidatura como concejal a las Elecciones municipales de los años 2007 y 2011, respectivamente.
O los estilismos con fular/bufanda enrollados al cuello y el mix de tejidos gruesos y contundentes.
O los conjuntos oscuros con ilustraciones imposibles, ceñidos al cuerpo y acompañados de zapato bajo.
El sorprendente cambio de Pilar Montes tiene, en mi opinión, varias claves.
P.D.: Lo sé, en cuanto publique este post más de uno me preguntará: “¿cuánto te han pagado por escribir esto?”. Y a más de uno contestaré: “Lo mismo que en los anteriores 110 post, NADA“. Pero no encontraba argumento de peso para retomar el apartado que en alguna ocasión he dedicado a nuestras autoridades. Y el nuevo aspecto de Pilar no solo me lo parece, sino que me encanta.