Luis Alberto Lecea ya es presidente del Consejo Regulador. Un hombre de viñedos al frente de una institución desequilibrada, que demanda mator ‘cariño’ para los menos atendidos.
Anteponer el bien común a intereses particulares. Palabras mayores, Luis Alberto. Palabras mayores. El Consejo ha estado durante muchos años, quizá siempre, en manos de grandes bodegas. Es así. Como hombre que campo, que sabe lo que es pasar calor y frío para hacer la labor en su momento, yo le pediría que dignificará a todos los viticultores de esta tierra.
Esos productores necesitan más apoyo del Consejo, porque la viña no se dirige con un ordenador desde un despacho. Dignidad como personas no abocadas a la voluntad económica de bodegas que pagan cuando y cómo quieren; dignidad en los precios, fijados con antelación y no sujetos a la excusa de los mercados; ayudas ( simplemente asesoramiento) en la contratación de personal,… y mucho más. Se exige mucho al agricultor: poca uva y buena pero se cotiza como si se tratase de mucha y mala. Lo bueno se paga. Por cierto, no hubo representación del Gobierno Vasco y el Consejo sigue vivo. Nadie es imprescinble. Lo único que es imprescindible es la marca Rioja. ¿Lo pillan?