El verano es época propicia para romper con la sobriedad que marca el invierno. Casi todo vale. El blanco suple al negro; la alegría, a la seriedad. Y el frío da paso a las altas temperaturas, que llevan a pensar si la mente trabaja con agilidad y, sobre todo, claridad. Dos ejemplos de Rioja. Puedes comprar por 3,95 € un crianza de la DOC a través de Internet, calificado por el productor como vino de autor, y elaborado con uvas procedentes de viñedos de entre 50 y los 100 años. Personalmente, jamas he conocido un vino que no sea de autor. Este apellido se puso de moda para que los más snobs pensaran que entraban en otra dimensión vinícola al comprar una de esas botellas. Tonterías. Tantas como que un vino como el descrito se pueda comprar por 3,95 €. Algo falla en la supuesta relación precio/calidad o el productor no quiere bien a su criatura… o la crisis y la dificultad de vender un vino poco conocido.
Segundo. Restaurante de corte americano de estos en los que con kepchup se homogeinizan sabores. En la carta de vinos se anuncia: Copa de Rioja crianza, 4,95€. Sí, 4.95 €. Hay que tener valor para pedir esa cifra por una copa de Rioja, genérico, sin especificar la etiqueta. Pero, había que preguntar. Sin palabras. El vino de autor, la botella, cuesta 3,95 €; una copa de crianza de una bodega de Rioja a la que yo definiría como fábrica de vinos, 4,95 €. Una vez más, sin palabras. Será el calor del verano que nos vuelve locos.