Días atrás, el Observatorio Español del Mercado del Vino (OeMv) desvelaba que el 56% de los jóvenes (de 18 a 24 años) bebe vino menos de una vez cada tres meses. Y añadía que el 54% de los consultados (un total de 4.650) afirma que no consume más vino porque considera que para hacerlo hay que ser un entendido.
Esos mismos jóvenes sí se declaran bebedores de combinados (70%) o de cerveza (63%). Es decir, beben. Consumo con moderación. Es aquí donde Rioja debe hacer hincapié, en la educación (incluso en los colegios). El mundo del vino no deja de ser una cultura y como tal hay que protegerla, promocionarla y transmitirla. Iniciativas como llevar niños a los viñedos (El Rioja y los 5 Sentidos), enoturismo o la expansiva moda que viven las catas multimaridadas son el mejor vehículo de propagación. Para que ese consumo no retroceda hay que formar a las nuevas generaciones. Y, de paso, anular la idea de que para beber vino hay que ser un entendido. Los vinos gustan o no gustan. Hay demasiada tontería propiciada por nuevos (y muchas veces ignorantes) entendidos. «El vino sólo tiene una misión, hacer disfrutar cuando se bebe». La frase es de Marcos Eguren. Eso sí, para disfrutar es básico tener educación y cultura vinícolas. Desde pequeños.