En este oficio nuestro pasamos muchas horas hablando. Cara a cara y por teléfono. Horas y horas. Sin embargo nunca dejas de sorprenderte.
Días atrás me puse en comunicación con varias bodegas, de renombre algunas de ellas, y con algún ente oficial. Decepcionante. Tremendamente decepcionante.
Rioja es la región vinícola con mayor presencia y mejor valorada en la prensa española según un reciente estudio. Líder absoluta. Sin embargo, estar al frente de una clasificación no se traduce en relajación o, incluso, en desconocimiento.
La comunicación es fundamental en el negocio. Lo era en el boca a boca de nuestros abuelos y lo es en la era 3.0 de nuestro hijos. No se entiende el día a día sin información ante un público que devora noticias, sobre todo si son gratis. Por eso me sorprende la ausencia de gabinetes o personal de comunicación en muchas, muchísimas bodegas, de Rioja y mucho más el desconocimiento de que he palpado. Será porque se considera un gasto y no una inversión. Error.
Un responsable de comunicación no puede desconocer su volumen de producción o tardar cinco días en facilitar un dato que debe saber de memoria. Lo importante en esta cadena no es el periodista, sino el origen y el destinatario, el consumidor. El periodista es el altavoz. Nada más.
Rioja es líder, pero no puede permitirse el lujo de ser presa de ese privilegio. Esas horas de charlas también me han servido para comprender por qué bodegas que prestan atención a la comunicación tiene más presencia mediática: facilitan el trabajo. No sólo se trata de elaborar grandes vinos, sino también de venderlos. Y hoy la comunicación y la imagen son fundamentales.