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El enfado de Sergio Ramos

Reconozcámoslo: somos unos cínicos y unos hipócritas de campeonato con los jugadores profesionales de fútbol (válido a cualquier otro deporte). Les exigimos ser ejemplares, tener un comportamiento modélico e impecable tanto dentro del campo como fuera. Representan al club que les paga, decimos. Y muy bien pagados, añadimos. Nos lanzamos como fieras cuando, por ejemplo, celebran una fiesta de cumpleaños programada con semanas de antelación porque coincide que el equipo ha perdido esa misma tarde y se tiene que guardar recato y compostura. Tienen que defender el escudo y no responder jamás a las provocaciones, ni siquiera cuando le mienten a la madre. Si te molesta, te aguantas. Va en el sueldo, querido.

Sergio Ramos tuvo un feo gesto con la grada más radical del Pizjuán. Mal por el futbolista, pero no por lo que se le ha criticado, no. Lo peor que se puede hacer con el que insulta, agrede y disfruta con la humillación ajena es seguirle el juego. Protegido por la masa, se siente fuerte, invencible y con derecho a hacer lo que le da la gana. Si, además, cuenta con el amparo de una directiva irresponsable (cría cuervos…), nada podrá con ellos. Y Ramos lo sabe, o debería de saberlo, ya que conoce muy bien de qué va este negocio.

Lo más paradójico del asunto es que Ramos tiene muchas y poderosas razones para sentirse ofendido, dolido y más que harto de recibir insultos en la que fuera su casa hasta volar a Madrid. Y sabe quién es el verdadero culpable de esta hostilidad. Como contaba Tomás González-Martín en ABC, Ramos quería quedarse a toda costa en el Sevilla, el Real Madrid no presentó una oferta hostil por el central y José María del Nido aceptó gustoso los 27 millones ofrecidos por el jugador, eso sí, culpando al jugador de su adiós. Mentiras y medias verdades que emponzoñaron la relación de Ramos con los aficionados sevillistas que, lejos de rectificar, abundan hasta el punto de pedir que se sancione al jugador por provocador con la grada. El colmo del cinismo y de la hipocresía. La mentira no va en el sueldo.

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