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Jorge Alacid

Línea de puntos

Mala salud de hierro

Cartel de enfermería

«No hay medicina que cure lo que no cura la felicidad» (GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ)

 

En el viejo PP de Pedro Sanz, se solía atribuir a una maligna conspiración, propia de perversos agentes sociales y políticos, toda contestación que surgiera en la sociedad riojana. Tenía cierto sentido aquella argumentación, según su interesado punto de vista: puesto que La Rioja era un edén, parecía imposible la existencia de administrados que no percibieran la bondad de las políticas gubernamentales. Ergo, toda protesta sólo podía obedecer a un compló de los insatisfechos de siempre, engatusados por alguna red clandestina donde el Palacete observaba siempre la mano oculta del PSOE. De modo que si surgían plataformas de descontentos así en la justicia como en la educación, pasando por la sanidad, la estrategia del PP pasaba por achacar a sus miembros una determinada orientación política a sus quejas, para a continuación corear aquel eslogan: La Rioja, mejor que la media.

Desde luego, en el caso sanitario, la movilización social chocaba contra alguna evidencia de corte estadístico. En efecto, la sanidad riojana destacaba, y destaca, por encima de la media si se consulta la opinión de los usuarios. Cosa distinta es que su gestión pudiera ser mejorable y, sobre todo, que incluso algún afiliado recalcitrante del PP pensara que dejar una cuestión de semejante calado en las manos de los anteriores responsables de la Consejería, hoy destinados en Madrid, fuera una solución inteligente. «La salud quita muchos votos y da pocos», advertían por el Palacete nada más tomar posesión el nuevo equipo capitaneado por José Ignacio Ceniceros. Eran confidencias alumbradas a la luz de una evidencia: que el modelo sanitario, en una sociedad hipermedicalizada e hiperasistencializada, propensa a que todo rasguño se derive al centro de salud de guardia o al servicio de urgencias, estallará en algún momento. El bolsillo del administrado no da tanto de sí.

Y eran reflexiones que iluminaban algún cónclave en el seno del PP, donde ciertas voces (también interesadas, claro: en este asunto todas lo son, porque hay siempre dinero en juego) alertaban de la necesidad de avanzar en la colaboración con la red privada para que el modelo sanitario de La Rioja pudiera sobrevivir. Se trata de una cuestión sin embargo tan espinosa que exigía adoptar medidas de carácter antipopular para las cuales nunca hay un político que se ofrezca voluntario: que conviviera una sanidad pública eficiente, bien nutrida de recursos materiales y humanos y gestionada con inteligencia, con una derivada de orden privado que llegara donde la otra no llega o asegurase un servicio más económico para el contribuyente. Un desiderátum que reclamaba llamar a las cosas por su nombre. Y reconocer algún pecado previo, algún sofoco que tenía que aparecer algún día: el apabullante Hospital San Pedro oculta la letra pequeña de un servicio, el sanitario, que acaba de sublevarse.

En las fotos que médicos, enfermeras y demás personal sanitario cuelgan estos días en el éter para dar cuenta de sus quejas aparecen rostros bien conocidos en la familia (política) del PP. Son reproches fundados, alumbrados a partir de la experiencia profesional de quienes lidian en su consultorio con pacientes a quienes no pueden dispensar la atención que precisan y merecen. El resultado de haber creado entre todos un monstruo que necesita ser atendido día tras día, siempre más y más hambriento: un modelo asistencial que amenaza con irse de las manos en proporción directa al envejecimiento de la población y la cronificación de ciertas dolencias. Endosar esta oleada de críticas al puro activismo de la oposición sería incurrir en la equivocación que llevó a pensar a aquel viejo PP que no había más que una única sociedad riojana. La que votaba sus siglas. Error. Y más errores: sostener que la consejera del ramo puede serlo a jornada partida, mientras ejerce también de secretaria general de su partido, parece una idea mejorable. A una de esas competencias no le podrá prestar el celo debido.

Una lástima: porque viajeros procedentes de países del orbe civilizado alertan de que la sanidad española, y su hermana riojana, presenta los mismos biorritmos que muchos de sus pacientes: parecerá que tiene mala salud, pero es de hierro. En comparación con su entorno, el paraíso. Un motivo de orgullo de país, del que tantas veces España no es consciente, antes que un escenario para el conflicto. Pero ocurre que la patología sanitaria, habida cuenta el sensible material que maneja (seres humanos), reclama de sus gestores riojanos (la mayoría, por cierto, veteranos del anterior equipo dirigente) una respuesta más sagaz que la proporcionada con ocasión de esta oleada de movilizaciones. Fallos informáticos (qué risa) o la larga sombra del PSOE (tronchante): el mal, sin malos. Parafraseando a Adenauer, la sanidad es demasiado importante para dejarla en manos del político de turno, parapetado en el argumentario según el cual no hay margen de mejora. Aunque lo hay. Bastaría con hacer algún caso a los profesionales que se retratan estos días detrás de una pancarta. Porque otra sanidad es posible. A veces, a pesar de ellos, de nuestros gestores. Y a veces, a pesar de todos nosotros: los pacientes.

 

LA LETRA PEQUEÑA

Tanda de sondeos electorales

Se acercan las elecciones de mayo y, en consecuencia, los partidos movilizan sus redes demoscópicas, de modo que en los domicilios de La Rioja tiene que atenderse estos días la llamada de unos encuestadores que se interesan por la intención de voto de los potenciales electores. También preguntan a quien les descuelga el teléfono por la identidad de los principales líderes políticos de la región (incluyendo a Vox, por cierto) y de Logroño, así como por cuestiones del ámbito social como la gestación subrogada, la religión en la red pública o el sentimiento de identidad nacional o regional.

Ejecutiva del PP riojano

Que se acerca la hora de votar se nota en la frecuencia con que se reúnen los órganos dirigentes de los partidos. Así ocurre con el PP riojano, principal formación de la región, que convoca este lunes a sus principales mandatarios en un comité ejecutivo cuyo orden del día, además de los trámites de rigor, incluye las intervenciones de la secretaria general, María Martín y del presidente, José Ignacio Ceniceros. También está previsto que se aprueben las cuentas del año pasado y el presupuesto del 2019. Será la segunda reunión de este órgano del año entrante: con antelación, ya hubo un cónclave similar previo a la convención de Sevilla. El PP tiene que coger carrerilla: llega la hora de hacer las listas.

Un repaso a la actividad política de La Rioja (y resto del Mundo)

Sobre el autor

Jorge Alacid López (Logroño, 1962) es periodista y autor de los blogs 'Logroño en sus bares' y 'Línea de puntos' en la web de Diario LA RIOJA, donde ocupa el cargo de coordinador de Ediciones. Doctor en Periodismo por la UPV.