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Jorge Alacid

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El mejor alcalde

Monumento a los alcaldes en Santa Coloma. Foto de Sonia Tercero

«La democracia natural, en la España profunda, consiste en linchar al alcalde» (Francisco Umbral)

 

La semana pasada murió, en medio de un generalizado reconocimiento a su talla humana y política, César Cuevas, alcalde de Gimileo hasta la hora de decir adiós. Lo curioso del aluvión de elogios recibidos tras su fallecimiento, habituales por otro lado en nuestra cultura cuando alguien abandona para siempre este valle de lágrimas, fue su procedencia. Un concejal de un pueblito cercano, afiliado del PP nada menos, fue el primero en descolgar el teléfono y llenar de alabanzas al finado, dirigente de una formación rival, el PR+. Con una coda adicional: «Puedes preguntar a quien quieras de mi partido y solo te dirá lo mismo que yo. Que César era un fenómeno. Qué más da que fuera del Partido Riojano».

No, no es usual en el ecosistema político riojano tanta generosidad. Debe justificarse por la categoría humana de Cuevas, cuya desaparición coincidió con noticias recientes de signo radicalmente contrario. En los últimos meses, tres alcaldes del PP riojano se han visto envueltos en barullos que han encallado en la esfera judicial pero que, sobre todo, alertan de cómo se ejerce el poder a escala local. En ese nivel municipal donde llama la atención la sucesión de casos que han puesto de actualidad los municipios de Viguera, Clavijo y Ochánduri, por orden de aparición en las páginas de este periódico. Puesto que, además de ofrecer preocupantes síntomas de una actividad pública lindante con el Código Penal, inquieta la fría respuesta que en los tres ejemplos citados caracteriza al partido donde milita ese trío de munícipes, el PP, respecto al proceder de sus dirigentes. La reacción habitual de todo partido: defenderse atacando. Atacando sobre todo el sentido común y la inteligencia de quienes soportan sus argumentos.

Debe anotarse que la gestión local en La Rioja ofrece un cariz opuesto a las desdichas judiciales de esos tres alcaldes. Y que el menú típico en estos parajes del medio rural se distingue por lo contrario: un cierto desprendimiento, una vocación genuina de servicio público. Hay numerosos ayuntamientos que se quedarían sin alcalde, y sus pueblos sin una mano amiga que se preocupara por ellos, de no mediar el prototipo tan conocido: alguien dispuesto a convertirse en el alma de su localidad las 24 horas del día. El rey de su pueblo, el mejor alcalde. Que además ejerce de alguacil, terapeuta, psicólogo, mozo de obra, carretillero y jardinero de ocasión. También le toca imponer alguna vez el orden público ante los vecinos más levantiscos. Manda la tradición en La Rioja que quienes muestran algún interés superior a la abulia generalizada entre el vecindario de su municipio reciban de saque algún reproche. Se achaca entonces ese afán protagonista a un temperamento lindante con la vanidad: es la crítica que también distingue a quienes en otras esferas, de la cultural a la deportiva, exhiben un talante más comprometido que el usual. Son esos riojanos que quieren hacer algo. Y que se convierten en receptores de todos los dardos, dirigidos por un prototipo igualmente conocido: esos convecinos que se quedan sentados en la acera criticando esto o lo otro. Los que no hacen nada.

Porque resulta imposible alcanzar un cierto equilibrio en La Rioja interior entre un alcalde que, acostumbrado a personalizar hasta la exageración la gestión de su Ayuntamiento ejerciendo el poder como un monarca absolutista cuyo pueblo le parece su propio cortijo, o ese otro modelo: el alcalde que piensa antes en el bienestar de su pueblo que en su gloria personal. Así que llega la hora de elaborar listas para las elecciones del 2019 y los partidos riojanos se arriesgan a tropezar con el dilema histórico, expresado en las palabras de un dirigente del PP que podrían hacer suyas sus contrincantes: «Los que queremos que se presenten prefieren no presentarse y los que preferiríamos que no se presentaran son los que sí quieren presentarse». Un trabalenguas que esconde una maldición creciente: la ausencia en los partidos de una adecuada formación en sus cuadros medios que permitiera un nivel superior en su destreza para según qué cometidos. Un auténtico milagro en el atomizado mapa municipal riojano: encontrar a alguien capaz de asumir la alcaldía de Villarroya, Hornillos de Cameros o Cellorigo tiene mucho de prodigio…

… Aunque no hasta el punto de condenar a los partidos donde militan a esa desoladora estrategia que adoptan si topan con algunos de sus alcaldes enredados en líos judiciales: mirar para otro lado, sólo porque es uno de los suyos. La Rioja lleva demasiado tiempo mirando hacia otro lado en demasiadas cuestiones estratégicas. Y necesita desde luego un Gobierno fuerte, pero también a nivel municipal. Necesita alcaldes menos interesados por las orquestas que van a contratar en fiestas o por presumir de la piscina más grande. Alcaldes con ganas de hacer, no sólo de estar. Alcaldes que renuncien a la tentación del caciquismo y dejen su cargo entre el reconocimiento unánime. No parece tan difícil. Hay algún ejemplo reciente.

 

LA LETRA PEQUEÑA

CS llama a Ureña al Parlamento

La Mesa del Parlamento aplazó a mañana su reunión del viernes por indisposición de Ana Lourdes González, su presidenta. Está previsto que en la cita se estudien algunos acuerdos que están llamados a generar alguna polvareda: por ejemplo, la toma en consideración del escrito dirigido por Ciudadanos para que comparezcan en la Cámara una serie de expertos cuyo dictamen debería servir para renovar la estrategia de la ADER. Sólo la formación naranja ha planteado ese carrusel de citaciones, que incluye a especialistas de la Pompeu Fabra, el CEMFI y de la London School Economics. Y por supuesto, a Javier Ureña.

Primarias del PP, queja en Haro

La jornada de votaciones que vivió el jueves el PP en La Rioja sólo registró un incidente, que la dirección del partido minimizó: lo protagonizó un afiliado de Nuevas Generaciones de Haro, quien se sorprendió de verse excluido del censo cuando acudió a votar. Desde la sede le invitaron a que presentara el documento bancario que avalara que estaba al corriente del pago de la cuota, pero este afiliado prefirió presentar un recurso. Se trata de una nueva controversia con epicentro en la capital riojalteña: allí, un sector de las juventudes del PP mantiene un cerrado pulso con su dirección, hasta el punto de haber enviado un escrito crítico a su partido.

Un repaso a la actividad política de La Rioja (y resto del Mundo)

Sobre el autor

Jorge Alacid López (Logroño, 1962) es periodista y autor de los blogs 'Logroño en sus bares' y 'Línea de puntos' en la web de Diario LA RIOJA, donde ocupa el cargo de coordinador de Ediciones. Doctor en Periodismo por la UPV.