DURANTE unos días me he puesto morado de leer cosas sobre la crisis, y acabo de llegar a dos conclusiones. A saber:
A-Nadie tiene ni puta idea de cómo salir de ésta.
B-Los empresarios tampoco, pero aprovechan para pedir el despido libre. A ver si cuela.

El caso es que ya me empieza a hartar tanta obsesión con echar a la gente por la filosa. Los portavoces de los empresarios se atusan la corbata hasta el esguince, ponen el gesto contrito y ojitos de dar mucha pena y aseguran que despedir gratis a la peña es la mejor manera de combatir el paro. O sea, que según ellos, una vez que apruebe el despido libre, en lugar de echar a sus trabajadores sin más trámite, van a empezar a contratar gente a lo bestia, sin reparar en gastos, casi furiosamente, y esto se va a convertir otra vez en el río Jordán.

Y yo, que soy un poco burro y ya no me acuerdo de lo que pone en el Samuelson, no alcanzo a comprender la directísima relación entre una cosa y otra. Más bien creo que la CEOE, la FER y los demás quieren aprovechar que el Pisuerga se ha desbordado para ahorrarse unos eurillos. Algo así ya nos pasó con la anterior crisis (¿recuerdan?, la del 93), cuando era necesario crear las etetés y los contratos basura y demás. Luego las vacas engordaron, los beneficios crecieron y la crisis se acabó, pero los contratos siguieron siendo basura y las etetés florecieron sobre ese estiércol con el ímpetu de los champiñones de Pradejón.

Así que cuidadín. Y a ver si los empresarios dejan de mirar tanto a los currelas y miran más a los bancos, que siguen presentando gruesos beneficios, mientras gimotean y mantienen el grifo bien cerrado.