>

Blogs

piogarcia

Loco por incordiar

Jubilados con pedigrí

Me da miedo meter baza en el debate de las pensiones. Sobre todo, porque pienso que la discusión no debería ser ideológica, sino puramente matemática: hay tanto, nos da para tantos años. Y, si en efecto no nos alcanza, habrá que ver cómo conseguimos rellenar la hucha, sobre todo cuando los chicos del ‘baby boom’ lleguen a viejos y los demás tengamos que pagarles las pastillas y los viajes a Benidorm.

Así que casi me creí el otro día las razones del presidente Zapatero para alargar la edad de jubilación hasta los 67 e incrementar los años de cotización. Quizá, pensé, haya que hacer ese esfuerzo para que no explote el sistema entero.

Pero luego me di cuenta de que el esfuerzo, si de verdad es necesario, lo tendríamos que hacer todos. Todos. ¿Qué es eso de que los trabajadores de Caja Rioja y sus compañeritos de Caja Madrid vayan a prejubilarse a los 55 gracias a los pastizales del fondo de ayuda estatal? ¿Qué broma es esta? ¿No se puede prohibir, por ley o como sea, esas componendas tan abiertamente inmorales e injustas?

Peor aún. ¿Por qué los diputados y senadores deben calentar el escaño sólo ocho años (¡ocho!) para asegurarse la pensión máxima? Y no se les ocurra decirme, señorías, que hago demagogia: tengan en cuenta que yo les pago el sueldo y que últimamente no me tienen muy contento. Quizá, en efecto, haya que estrecharse el cinturón y debamos cotizar cuarenta años para coger algo de pasta cuando lleguemos a los 67. Pero todos.

Y tampoco me repliquen que esto de las pensiones de los parlamentarios es, en realidad, una minucia, una nadería, poca cosa. Hablamos, señorías, de ética. De vergüenza. De dar, por una vez, ejemplo.

Temas