Ayer, mientras esperaba el autobús, reparé en un cartel electoral de la candidata del PP, Cuca Gamarra. Me froté los ojos. Me los volví a frotar. Casi me los arranco. Ponía: ‘I’m with you’. En grande. Como si, en lugar de doña Concepción, concurrieran a estas elecciones municipales David Cameron, Nick Clegg o el mismo Barack Hussein Obama. I’m with you. Toma del frasco.
Quizá crean los del PP que sus amados colegios trilingües, cuatrilingües o quintilingües con rosario en los recreos facultan al común de la población para entender esos palabrejos. Quizá crean que el señor que habita en Madre de Dios o en la Gran Vía o en Portillejo no solo sabe inglés, sino que además lo utiliza con mucha frecuencia y donosura. Quizá crean que el castellano es un idioma pobre, poco sonoro para el marketing político y definitivamente demodé. O quizá no. Quizá solo sean repipis.
Pero me gustaría, ya que nos hemos deslizado todos por estas apasionantes pendientes políglotas, que todos los miembros de su candidatura dieran los mítines en inglés. Me interesaría, por ejemplo, oír a Titín utilizar el genitivo sajón o escuchar a Rodolfo Rubio recitando el verbo to be sin pararse siquiera a respirar. Y quisiera que, al acabar los actos electorales, en lugar de la habitual musiquilla discotequera, todos los candidatos del PP subieran al estrado y, a voz en grito, comenzaran a cantar ‘You’re my sunshine, my only sunshine’. Y pronunciando bien, ojito. No vale decir ‘yuar mai sanchain’.
I’m with you. Suena casi a pitorreo. ¿Quién ha sido el ideólogo del eslogan? Empiezo a pensar que el PP (o alguien dentro del PP) quiere perder las elecciones o, al menos, darles más emoción de la que pronosticaban las encuestas. A no ser que, ahora que Castilla y León nos está discutiendo la dignidad de ser cuna del castellano, queramos por fin convertirnos en tumba del castellano.