>

Blogs

piogarcia

Loco por incordiar

Moderado y razonable

Recuerdo que, recién ingresado en la Universidad, un sábado por la noche me dio por fumarme un paquete entero de cigarrillos Pall Mall. Hasta entonces jamás le había dado una miserable calada a un pitillo y desde ese día ya no he sido capaz de hacerlo.

Sostengo que aquella celebrada madrugada, cuya resaca pueden ustedes imaginarse sin que yo les pormenorice los dolores, náuseas, vómitos y demás truculencias, acabó por vacunarme contra el vicio de fumar. Ahora, cuando en los exámenes médicos me preguntan si soy fumador, yo sonrío y digo en voz muy alta, enfáticamente, casi subrayándome:

–¡No!

Y veo cómo los médicos de la mutua anotan esa respuesta con admiración, como si por fin hubieran encontrado un periodista de virtudes asombrosas (luego me hacen otras preguntas más puñeteras y ya no quedo tan bien, pero eso ahora no viene al caso).

Cuento esta historia porque hoy me encuentro anonadado, despistado, en estado de shock. Hasta ahora me paseaba por la calle con mi orgullo de no-fumador y veía con piedad a muchos parientes y amigos que, esclavos del cigarrillo, salían a la intemperie a echarse unas caladas o se ponían de un humor de perros cuando no podían fumar o trataban mil veces (sin éxito) de dejarlo o se pillaban un cáncer pavoroso. Sin embargo, esta semana he leído con estupor que mi presidente, Pedro Sanz, aconseja un «uso moderado y razonable» del tabaco.

¿Qué hago? ¿Qué se entiende por uso «moderado y razonable»? ¿Debo empezar a fumarme un cigarrillo, tres, diez, un paquete? Reclamo desde aquí al consejero de Salud que me aclare con urgencia estas dudas. Me acabo de comprar un mechero y, un poco tembloroso, estoy a punto de encenderme un Pall Mall. Todavía me da asco, pero… ¡Todo sea por mi bien!

 

(*) ¿En qué quedamos: fumar mata o sienta de puta madre? ¿O acaso solo mata en aquellos sitios en los que Altadis no tiene fábrica? La foto, por cierto, es de Reuters.

Temas