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Loco por incordiar

El indulto posible

Leo en este periódico que a la Cofradía de las Siete Palabras le han vuelto a denegar el indulto que había solicitado. La negativa les ha dejado perplejos: el preso que pedían liberar el Jueves Santo era un hombre condenado por narcotráfico, arrepentido, que ya tenía cumplida la mitad de la pena y cuyo comportamiento en prisión estaba siendo intachable.

Pero no hubo manera. Los de la cofradía llevan tres años de peticiones infructuosas, así que les propongo que cambien de objetivo. ¡Olvídense de pedir el indulto para esa pobre gente que alguna vez cayó y ahora trata de levantarse! ¡Olvídense de raterillos y trapicheadores! Hay que buscar un banquero, un estafador o, en su defecto, un conductor kamikaze.

Esta receta, además, vale para cualquier Gobierno: ZP, que iba por la vida de rojo revolucionario, amnistió al banquero Alfredo Sáenz, que había sido condenado en firme por cometer un delito de falsa denuncia. Debemos recordar que Freddy Sáenz (llamémosle así, que suena más a película de Scorsese) es consejero delegado del Banco Santander y cobra unos 20 millones de euros al año. ZP se hizo caquitas o le debía favores. ¿O acaso creyó que eso era lo que debía hacer un rojo revolucionario?

Como Freddy ya está indultado y Gallardón va camino de limpiar todas las cárceles de conductores kamikazes, propongo a la cofradía que pida desde ya el indulto a Bárcenas o a Urdangarin. Quedaría poético y aleccionador verlos desfilar, contritos, mohínos y desinflados, con un capirote verde por las calles de Logroño. Aunque, siendo sincero, preferiría verlos de picaos en San Vicente de la Sonsierra, descalzos y atizándose de lo lindo con el flagelo. Y a la infanta Cristina disfrazada de práctico, abriéndole las carnes congestionadas a su Duque Empalmado con unos cristalitos bien puntiagudos.

Algún año de cárcel ya les perdonaría yo por eso.

 

(*) En la foto premonitoria de mi compañero Juan Marín, Urdangarin desfila con su capirote verde tras el indulto. Bárcenas, que es más chuleta y amante de los retos deportivos, ha preferido atizarse latigazos en San Vicente.