La lámpara roja
Cuando acabó la primera parte del partido contra Holanda, creí que aún era posible. No hablo de ganar el cuarto gran torneo consecutivo –algo inaudito–, sino de alcanzar unas augustas semifinales ante un rival de impacto; una bonita y amorosa playa, en fin, en la que acabar con dignidad un ciclo majestuoso. Luego fueron cayendo […]