El cierre de la guardería de La Cometa, la supresión de las dos zonas educativas en Logroño… Todas las decisiones del Gobierno van en la misma dirección. No se trata de recortar o de ahorrar dinero: es una pura cuestión ideológica. El PP defiende el derecho de los padres (de SUS padres) a llevar a los hijos a SU colegio favorito, aquel paraíso artificial supuestamente multilingüe sin niños negros ni marroquíes ni rumanos. Y el que venga detrás, que arree. Ah, la libertad. Qué hermosa palabra.
A mí me gusta la libertad. Pero considero que la primera condición de una verdadera libertad es una cierta igualdad. Económica y, sobre todo, educativa. No sé si ustedes han estado en Brasil, uno de los países más desiguales del mundo. Allá los padres tienen la libertad de llevar a los hijos a la escuela privada (pagando), lejos de los pobres y mestizos. Pero luego se ven obligados a vivir en guetos fortificados, custodiados por cincuenta mil policías privados, que les protejan de esa chusma peligrosa y muerta-de-hambre que habita en el país. Yo no quiero vivir así.
Táchenme de tremendista, pero veo en estas decisiones educativas un primer paso en esta dirección. Con un agravante: como en Logroño los pijos aparentan mucho, pero en el fondo suelen ser fantasmas tristes y ahorrativos, debemos ser todos nosotros quienes les paguemos ese paraíso artificial supuestamente multilingüe, etcétera, etcétera. Y eso no, oiganme, especialmente en épocas de crisis. Por eso mismo no me sirve la explicación de que hay muchos centros de educación infantil en la zona de La Cometa: las guarderías privadas no cuentan. Y me duele la opinión de la FER: los empresarios defienden su dinero (algo legítimo), pero no deben engañarnos. La educación, también la infantil no obligatoria, es ante todo un bien público.
Estoy fervorosamente en contra de los guetos educativos. Y veo con tristeza y enorme preocupación que el Gobierno riojano los fomenta o, al menos, no hace nada para evitarlos. ¿Y si obligáramos a los centros privados que quieran recibir dinero público a eliminar la segregación sexual y a escolarizar al menos a un 15% de población inmigrante cada año? A ver qué pasa. Con ellos, claro, no podrían conseguir dinero a través de la APA o por los mil conceptos pintorescos que se les ocurren a sus gestores, habitualmente tan imaginativos para estas cosas. Pero así haríamos de las aulas un reflejo fiel de cómo es la sociedad riojana del siglo XXI. Porque muchos padres olvidan que el colegio no solo debe ser un ámbito de aprendizaje, sino también un escenario de convivencia, de socialización. Ya me lo decía un antiguo profesor de Escolapios: ‘Antes que Matemáticas hay que aprender urbanidad’. Cuántos lo han olvidado.