Cuando llega el verano, algunos estudiantes deben cargar aún con esos inclementes libros de lengua o de matemáticas. Incluso aunque hayan aprobado todo, los padres (llenos quizá de buenas intenciones) se empeñan en que los chavales rellenen cuadernillos y cuadernillos de operaciones matemáticas, de análisis gramaticales, de países con sus capitales, de ríos de Europa.
El profesor Cesare Catà, que imparte clases de Humanidades en un instituto de Fermo, una pequeña ciudad italiana de la región de Las Marcas, a orillas del mar Adriático, también quiso mandar unos deberes a sus alumnos, que tienen entre 14 y 18 años. Les pidió quince cosas. Luego colgó el papel en su página de Facebook. Alguien lo leyó y decidió compartirlo. El asunto corrió de ordenador en ordenador y hasta los periódicos italianos lo publicaron en sus páginas web. Aquí están (traducidos un poco a la brava) los deberes del profesor Catà.
Quizá les parezca cursi, pero en esta época de reválidas, de insuficientes y de sobresalientes, de selectividades y de desesperación, en este país tan obsesionado por medir conocimientos, conviene recordar que la educación también es esto. Mejor aún: la educación es, sobre todo, esto.
DEBERES PARA EL VERANO 2015
Liceo de Humanidades ‘Don Bosco’. Fermo (Italia)
- Por la mañana, alguna vez, id a caminar por la orilla del mar en completa soledad: mirad cómo se refleja el sol y, pensando en las cosas que más amáis en la vida, sentíos felices.
- Intentad utilizar todos las palabras nuevas que hemos aprendido juntos este año: cuantas más cosas podáis decir, más cosas podréis pensar y cuantas más cosas podáis pensar, más libres seréis.

- Leed cuanto podáis. Pero no porque sea una obligación; leed porque el verano os inspira aventuras y sueños; leyendo os sentiréis como golondrinas que vuelan. Leed porque es la mejor forma de rebeldía que tenéis (para consejos de lectura, preguntadme).
- Evitad todas las cosas, las situaciones y las personas que os hagan sentiros negativos o vacíos. Buscad situaciones estimulantes y la compañía de amigos que os enriquezcan, os comprendan y os aprecien por lo que sois.
- Si os sentís tristes o asustados, no os preocupéis: el verano, como todas las cosas maravillosas, confunde y desordena el alma. Intentad escribir un diario para expresar cómo os sentís (en septiembre, si os apetece, lo leeremos juntos).
- Bailad. Sin vergüenza. En la discoteca de abajo de casa o en vuestra habitación. El verano es una danza y es de necios no formar parte de ella.
- Por lo menos una vez, id a ver amanecer. Quedaos en silencio y respirad. Cerrad los ojos, agradecidos
- Haced mucho deporte.
- Si encontráis una persona que os guste, decídselo con toda la sinceridad y toda la gracia de la que seáis capaces. No importa si el/ella os acepta o no. Si no lo hace, es que no era vuestro destino. Si lo hace, el verano de 2015 será la bóveda dorada bajo la que caminaréis juntos.
- Echad un vistazo a los apuntes de nuestras clases: para cada autor y cada concepto, haceos preguntas y referidlas a lo que os sucede.
- Sed alegres como el sol e indomables como el mar.
- No digáis palabrotas. Sed siempre educados y amables.
- Ved alguna película con diálogos conmovedores (y mejor en inglés) para mejorar vuestra competencia lingüística y vuestra capacidad de soñar. No dejéis que la película acabe con los títulos de crédito. Revividla mientras dure el verano.
- Bajo la luz resplandeciente o en las noches cálidas, soñad como deberá y podrá ser vuestra vida: buscad en el verano la fuerza para no rendirse nunca y haced todo lo posible para perseguir vuestros sueños.
- Sed valientes.