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Jorge Alacid

Logroño en sus bares

Bares televisados (Donde todo el mundo sabe tu nombre)

Los hermanos Crane, Niles y Frasier, compartiendo un café

Llevaba tiempo pensando en publicar un post sobre un asunto decisivo en mi educación sentimental, la fusión entre bares y televisión, pero no acertaba a dar con el vínculo adecuado. Hasta que leyendo hace días el último número de ‘Jot Down’ como San Pablo de su caballo, yo me caí del sofá: ahí estaban los hermanos Crane, Frasier y Niles, compartiendo confidencias en el café que ejerce de alternativa al sempiterno decorado de sus peripecias, el apartamento de Seattle con vistas a la célebre torre Space Needle… Ese café, una especie de miniStarbucks (franquicia que por cierto también nació en Seattle), encerraba la línea argumental que yo buscaba, porque así fue como conocí a mi psiquiatra favorito: como cliente de un bar. Pero no de cualquier bar. El bar catódico llamado ‘Cheers’. El bar donde todo el mundo sabe tu nombre.

El elenco de 'Cheers', en el figurado bar homónimo

‘Cheers’ representó para mí durante años la cumbre de la teleserie de humor. Me gustaba tanto, la tenía y tengo tan idealizada, que me resisto todavía hoy a ver algún capítulo: temo que haya quedado desfasada. Que me defraude. Su galería de personajes, desde el protagonista a los secundarios, me parece inigualable. Los guiones funcionaban como relojes suizos y cada detalle (la sintonía, los títulos de crédito, los botellines de agua de Ted Danson) ayudaba a construir una atmósfera especial. Eso que llaman magia: la magia de la tele, sumada a la magia de un bar donde a mí me hubiera gustado pasar un rato. No lo descarto: aunque tropecé hace nada con un hermano gemelo de aquel garito paseando por Dublín, el original se sitúa en Boston, ciudad que merece una visita aunque sólo sea para acodarse en aquella barra formato circo romano, donde un grupo de perdedores (mi favorito era el gordo llamado ‘Noooorm’) se daba mutuamente carrete a la espera de que cayera por allí algún listillo. Un tal Frasier, por ejemplo.

Nuestro hombre, el neurótico caballero interpretado por el estupendo Kelsey Grammer, protagonizó una de las primeras ‘spin-off’ que yo recuerdo: el salto de una serie a otra a través de las aventuras de un secundario de la primera que pasa a ejercer como epicentro de la siguiente. Una pirueta que suele dar malos resultados pero no en este caso: Frasier me sigue pareciendo otra cumbre de la comedia de humor, ese artefacto fabricado en Estados Unidos con un talento inimitable. En menos de una hora, tres vetas narrativas se entretejen alrededor de la columna vertebral del relato (las desventuras de un pobre diablo y su consultorio radiofónico, atormentado por sus neuras y sus fracasados ligues), mientras un coro de comediantes en estado de gracia compiten en destreza para el gag, la ironía seca, el chiste con doble y triple lectura, la gestualidad propia del cine mudo… Veo algún episodio de Frasier de vez en cuando y continúa siendo un producto de elevada calidad: nunca decepciona y muchas veces te lleva lejos, muy lejos.

Grupo de 'nerds' tomando algo en el bar de la facultad

Tan lejos como que a través de sus héroes veo el precedente de otra serie actual que (me parece) trata de lo mismo: unos inadaptados haciéndose fuertes en casa y concediéndose apenas un respiro para citarse en un café… o en el bar de la facultad. En las entrañas de ‘The big bang theory’ he creído encontrar otra línea de continuidad: si ‘Frasier’ es ‘Cheers’ por otros medios, el inmarcesible Sheldon Cooper puede declinarse como una suerte de hermano menor del gran Niles Crane, a su vez hermano menor de Frasier. El actor David Hyde Pierce, comediante de primer orden, semeja a Jim Parsons (Sheldon) en sus manías, sus problemas con las tías, su pedantería, su nula habilidad social… Podemos ver a Niles como el primer ‘nerd’ televisivo igual que puede uno asomarse a cualquier episodio de ‘Cómo conocí a vuestra madre’ y coincidir conmigo: ah, aquí están los hermanitos pequeños de Ross, Chandler, Phoebe y compañía. Que de eso irá la segunda entrada de esta serie sobre los bares televisados.

P.D. Gracias al citado ejemplar de ‘Jot Down’ me entero de la atormentada vida de Kelsey Grammer, cuyas peripecias os recomiendo conocer. Y me entero también de que el propio actor, fanático de la música, interpreta la canción que cierra cada episodio de ‘Frasier’. El tipo tiene clase.

Un recorrido por las barras de la capital de La Rioja

Sobre el autor

Jorge Alacid López (Logroño, 1962) es periodista y autor de los blogs 'Logroño en sus bares' y 'Línea de puntos' en la web de Diario LA RIOJA, donde ocupa el cargo de coordinador de Ediciones. Doctor en Periodismo por la UPV.


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