Los bares circulares (Bares dedicados XI) | Logroño en sus bares - Blogs larioja.com >

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Jorge Alacid

Logroño en sus bares

Los bares circulares (Bares dedicados XI)

Casino de Alfaro

Nuestro protagonista de hoy es un tipo de bar que me resulta especialmente querido. Es una tipología que se bate en retirada pero que tal vez pueda resucitar si cambia la tendencia actual que uniformiza nuestras barras de siempre, de modo que las nuevas hornadas descubran el encanto de trasegar allí donde ya abrevaron sus antepasados. Son bares con una atmósfera especial, declinados en la voz pasiva: los bares de los casinos, de los círculos de toda condición que pueblan nuestra geografía en menor número (ay) que antaño.

Logroño posee algún ejemplo destacado. El bar del Círculo Logroñés, que he visitado últimamente, parece repuesto de sus distintas encarnaciones recientes, no todas fructíferas. Hoy se respira un ambiente otoñal, cierto, propio de la edad ya avanzada de sus incondicionales, pero supone un auténtico placer sentarse en sus sofás y ver cómo hasta nuestros logroñeses más veteranos conservan el buen humor y el entusiasmo de acudir al encuentro de la tertulia amiga mientras ven caer la tarde por los hermosos ventanales del majestuoso edificio. No hace falta ser socio para disfrutar de un trago tranquilo y servido con profesionalidad en el corazón de Logroño, suspirando por la Glorieta: a ver cuándo la arreglan.

Segundo ejemplo, también circular: el Círculo de la Amistad, cuya barra no se aloja a pie de calle como la anterior, sino que exige trepar por las escaleras del inmueble de Portales que la acoge y tropezarse con un bar de otro mundo, de cuando estas entidades contaban con un acusado arraigo social. Quien haya acudido alguna vez al local sabrá que merece la pena: un oasis de otro siglo empotrado en medio de la ciudad, donde alguna vez nuestros abuelos pidieron baile a nuestras abuelas y las consumiciones exhiben tarifas también muy propias de aquella época, lo cual es otro de sus atractivos.

No hace tanto tiempo, este modelo de establecimientos se repartía por todo el país, ayudando a vertebrar la España ociosa y hostelera. Dotaban de singularidad incluso a municipios poco poblados y contribuían a formar cierta idea de comunidad colectiva. De hecho, los logroñeses que más canas peinen recordarán el viejo casino de las Azpilicueta en el Espolón, donde hoy se alza el BBVA: una institución que parecía sólidamente anclada en el imaginario local… hasta que se derribó el bello palacete. Acababa de llegar la modernidad, que en esta tierra adopta la forma de piqueta. Parecida suerte han corrido otros casos semejantes: de Fuenmayor conservo el recuerdo de una institución semejante, alojada en la plaza frente a la iglesia. Resiste sin embargo el de Cenicero y desde su atalaya en la hermosa plaza saluda al visitante el casino de Soto, icono camerano.

Dejo para el final mi favorito, el que motiva estas líneas dedicadas a la amiga Inés: el Casino de Alfaro. Siempre que voy de visita procuro detenerme en su barra y ver la vida pasar. La vida de la provincia, la vida que guarda lealtad a cómo éramos en una antigüedad aún reciente, la que nos cuenta de dónde venimos para que sepamos hacia dónde vamos… Según lo recuerdo, apenas ha cambiado desde tiempo inmemorial y a mí me gusta que así sea, porque se mantiene fiel a la idea que de él forjaron los socios fundadores: aunque haya quien vea arcaico su mobiliario o anacrónico el concepto mismo de tal institución, yo opino lo contrario. Que debería protegerse como se protegen a las especies en extinción. Desde la hermosura del edificio a su emplazamiento privilegiado, el Casino de Alfaro representa lo mismo que representaron sus hermanos, los vivos y los ya difuntos: el termómetro ideal para medir el estado de ánimo de los municipios que los albergan. Lo cual no es poca cosa.

P.D. Que este tipo de bares representa una oportunidad de negocio y consolidan el centro histórico de las ciudades lo sabe bien cualquiera que visite en Madrid el Círculo de Bellas Artes. Un coqueto espacio, idóneo para comer razonablemente bien a precios ajustados, así como para una copa, un vino, un café o un tentempié (me encanta esta palabra). Y una terraza en la calle también muy agradable. El recorrido por tan magno inmueble incluye por unos cuantos euros un viaje hasta su azotea, que depara inigualables vistas de la capital del Reino. Quedan ustedes informados.

Un recorrido por las barras de la capital de La Rioja

Sobre el autor

Jorge Alacid López (Logroño, 1962) es periodista y autor de los blogs 'Logroño en sus bares' y 'Línea de puntos' en la web de Diario LA RIOJA, donde ocupa el cargo de coordinador de Ediciones. Doctor en Periodismo por la UPV.


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