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Jorge Alacid

Logroño en sus bares

Un trago en la discoteca

Tony Manero, más conocido como John Travolta, a punto de descoyuntarse

Esta entrada es también, como tantas otras, una entrada dedicada. Dedicada porque me la sugirió una amiga cuando en una charla surgió la memoria de aquellos tragos que algunos (yo, muy pocos) consumieron no en su bar de confianza, sino en la barra de una discoteca. Porque de hecho hubo manadas de logroñeses en aquellos años (finales de los 70, primeros 80) convertidos más en parroquia habitual de las salas de fiesta (denominación propia de la época) que en clientes del resto del sector de la hostelería. Hay quien nunca pisó la Laurel (y perdón por la hipérbole) pero no salía jamás de Ramsés. Y perdón de nuevo por la nueva hipérbole.

Se ha citado Ramsés porque es la primera gran discoteca de Logroño que uno recuerda, a la que está sentimentalmente más unido: apenas aceché alguna noche por allí, pero resultó ser el lugar donde ejecuté mis primeros pasos de baile como recién casado. No he vuelto mucho más: ya digo que uno nunca fue carne de discoteca. Menos acudí a su gemela, llamada Clipper (me encanta esa nomenclatura setentera) y luego Sarao, que me cobijó como cliente sólo una vez: en mi despedida de soltero. Hasta aquí puedo escribir. En aquella época, Ramsés ya se llamaba Área 7, que fue el rótulo que franqueé en mi noche de bodas. Sigue abierta, bautizada como Concept en su última reencarnación, igual que Clipper hoy se denomina Suite.

Y fin de la historia. Porque si tengo que citar la madre de todas las discotecas de mi época con acné va a ser de oído: con ustedes, Valentino. Local ubicado en la calle Chile que imantó a toda una generación adicta a las cabriolas de John Travolta como Tony Manero, aquel bailarín suburbial que tanto daño hizo a la entrepierna de finales del siglo pasado. Pero yo jamás llegué a acudir a las famosas sesiones de viernes de Valentino, cuya fauna me limitaba a observar cuando la veía salir despachada de madrugada en la Zona. Ni siquiera acudí una sola tarde a los no menos célebres Jueves del Estudiante (sí, esta nomenclatura sí que mola) de la mentada Ramsés, que tanto contribuyó al apareamiento de púberes logroñeses en esa misma época.

Así que visto mi pobre bagaje como discotequero logroñés, yo confieso: tampoco fui uno de aquellos seguidores de los Bee Gees que peregrinaba por La Rioja de discoteca en discoteca en los tiempos anteriores a los controles de alcoholemia. Sé que por aquel tiempo Haro y su comarca gravitaban en torno a la sala llamada Planetarium, igual que hubo una juventud calceatense girando alrededor de Pinochio; no ignoro tampoco que los adolescentes alfareños sucumbían por entonces a los encantos de Crepúsculo, ni que toda Nájera y pueblos adyacentes debía caber en la sala Managua según cuentan las crónicas (exageradas, supongo). Ocurría que cada municipio de La Rioja tenía que contar en esa temporada con frontón e iglesia como era norma, pero también con su propia discoteca a poco que se fuera poblando de vecinos fanáticos del movimiento sincopado de caderas. De modo que Rincón de Soto tuvo su Macumba (tremendo garito que cuenta con su propia historia), Cenicero, su Estefer y…

Y lo siento. No recuerdo ninguna más. Y como este es un blog sobre bares, regreso sobre mis pasos: no creo que la ingesta de alcohol fuera el argumento central de aquellos garitos. Es decir, que su barra formaba más bien parte del decorado, atendida por el típico camarero que evitaba como podía que el trago degenerase en borrachera. No siempre lo conseguía; según compruebo cuando paseo por Duquesa de la Victoria entre orines y vomitonas, sus sucesores también fracasan. Lo cual no impedirá, me parece, que sus actuales usuarios entronicen estas discotecas igual que sus papás nunca olvidarán los nombres de Ramsés, Clipper y Valentino.

P.D. Coincidiendo con este revival discotequero, compruebo que la mentada Pinochio de Santo Domingo vivirá el suyo propio el próximo día 15. La iniciativa se llama, en efecto, Pinochio Revival Memorial Emilio Moreno y los organizadores animan a la antigua clientela desbravada por los acordes de Abba y Phil Trim a participar en esta efeméride que tendrá lugar en sesión continua desde las 20.30 horas en el Casino calceatense. En esta página web (http://www.pinochiorevival.com/) explican de qué va esta historia y animan a apuntarse, a dejar sus fotos y a reivindicar aquellos años. Aquellos maravillosos años.

Un recorrido por las barras de la capital de La Rioja

Sobre el autor

Jorge Alacid López (Logroño, 1962) es periodista y autor de los blogs 'Logroño en sus bares' y 'Línea de puntos' en la web de Diario LA RIOJA, donde ocupa el cargo de coordinador de Ediciones. Doctor en Periodismo por la UPV.


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