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Jorge Alacid

Logroño en sus bares

León en sus bares

Camarote Madrid, en una foto de la web guiatapaear

 

Hágame un favor el improbable lector: si este verano huye de casa pero deserta de viajar al exterior y también elude visitar las playas españolas en cualquiera de sus encarnaciones, tome la ruta que lleva a la hermosa población de León y maravíllese con sus ricos tesoros y con el sobresaliente encanto de sus bares. Desplazarse como ahora hace este blog a la mentada ciudad le dejará un envidiable sabor de boca y el bolsillo sufrirá menos de como suele: allí también impera la costumbre de la tapa gratis.

Porque León ofrece en sus bares una acabada panoplia de opciones: desde el desayuno con churros en los salones el Hotel París que tanto frecuenté, hasta el vermú en alguno de sus garitos más conspicuos. Para este rito, sugiero no irse muy lejos: en los locales de la plaza de San Marcelo o en los ubicados en la misma calle Ancha donde se aloja el venerable hotel y sus aledaños se oficia la tradición del aperitivo con mucha clase, empezando por el servicio de caña que en León se tira con bastante estilo. Por ejemplo, en el Camarote Madrid de la calle Cervantes, bar tan estupendo como su propio nombre. También se puede practicar dicha costumbre (aunque yo prefiero acudir de anochecida) en el vecino y muy célebre Barrio Húmedo: como quien lo desee hallará gracias a google un pródigo listado con la oferta que se desperdiga por este rincón del León castizo, aquí sólo detallaré aquellos que me tuvieron durante un tiempo entre sus fieles más devotos. Es el caso de La Bicha, donde se puede catar ese delicioso bocado llamado moraga que tanto reconforta en el duro invierno. En la misma plaza de San Martín se alza El Tizón, local modelo recio mesón castellano, tan caro a la España interior, cuya barra homenajea al noble embutido patrio. Del Húmedo se puede salir a través de un local inconmensurable, de bella nomenclatura: El Flechazo, primordial paso de paloma cuyos fogones despachan por cientos jugosas raciones de patatas fritas extrafinas espolvoreadas con un sutil toque de pimentón. Cortesía de la casa, por cierto.

Y es que en León es común en todos los bares ofrecer una tapa según se traspasa la puerta, con ejemplar prodigalidad. En el mentado mesón El Tizón convidan a un platillo de salchichón y chorizo ibéricos tan generoso que tiene efectos paradójicos. O no tanto. En teoría, tan exagerada invitación evitaría tener que pedir una consumición con cada ronda pero en la práctica ocurre lo contrario: la parroquia acostumbra a corresponder al detalle de la casa reclamando una de caña de lomo o cualquier gollería similar y todos tan contentos. Quid pro quo, que diría el doctor Lecter. (Gran gastrónomo, por cierto).

 

Bar del parador de San Marcos, imagen de la web holidaycheck

 

Semejantes guiños a la clientela se desperdigan por todo León, cuya oferta hostelera más fetén no se agota en el Húmedo. No demasiado lejos, en dirección hacia San Isidoro, habita un recoleto espacio: el parque del Cid, jardines de romántico encanto. A su alrededor se despliegan unos cuantos locales fieles a la tipología de tasca que lamentablemente se bate hoy en retirada; uno de ellos, La Abacería, fue unas cuantas noches parada obligatoria porque garantizaba una acogida calurosa que se agradece especialmente cuando afuera amenaza el relente. Ver nevar desde sus ventanales entre trago y trago es un capricho que animo a concederse. Y aquí va otro par de ellos para cerrar esta entrada: acodarse en el establecimiento Prada a tope, donde los productos así denominados se degustan sin necesidad de visitar la sede central en Cacabelos (lo cual por cierto también tiene su aquel), o aposentarse en la privilegiada barra del Parador de San Marcos, mirar por el ventanuco donde hace siglos ocupó su celda el poeta Quevedo (el edificio tuvo antaño, entre otros usos, el de cárcel) y compartir sus versos: “Mejor es morir en el vino que vivir en el agua”..

P.D. Contabilizar la muy extensa nómina de bares leoneses que ofrecen un detalle a su clientela con cada consumición resulta una tarea hercúlea que excede el espacio de este blog. Ya se han ido mencionando algunos de ellos pero no quiero concluir esta líneas sin rendir tributo a uno en concreto, la cafetería Las Meninas de la calle Alfonso. Lo recuerdo cuando se llamaba El Greco,  un local de esmerado servicio, con ese ambiente un punto madrileño tan común en unos cuantos garitos de León, que obsequiaba a la parroquia con un delicado bocado dulce, una suerte de minirrosquilla, para acompañar el cafecito mañanero que uno sigue sin olvidar. Y en ese simpático detalle veo resumido lo que aquí vengo relatando: que darse una vuelta por León es tan aconsejable como visitar sus bares.

Un recorrido por las barras de la capital de La Rioja

Sobre el autor

Jorge Alacid López (Logroño, 1962) es periodista y autor de los blogs 'Logroño en sus bares' y 'Línea de puntos' en la web de Diario LA RIOJA, donde ocupa el cargo de coordinador de Ediciones. Doctor en Periodismo por la UPV.


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