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Jorge Alacid

Logroño en sus bares

Los Leones, un bar de cine (I)

Entrada por Portales a Los Leones, durante el rodaje de Calle Mayor

 

Cuando uno pasea en Logroño la mirada por la nostalgia, sus pasos le conducen hacia la misma conclusión: lo que pudo haber sido. Lo que pudo ser esta ciudad si sus vecinos y dirigentes hubieran mostrado algo más de amor por su pasado, más cariño por sus calles, más afecto hacia sus rincones más entrañables. Una desolada visión que vale también para el universo de los bares, porque Logroño acoge un cementerio consagrado a la memoria de los locales difuntos, algunos de los cuales han tenido ya espacio en este blog.

Sirva este preámbulo como antesala de las líneas que se disponen a honrar a uno de los más hermosos bares que acogió Logroño, hermoso desde su misma nomenclatura: Los Leones. Un establecimiento heredero de una tipología muy cara a la vieja Europa que dejó sin embargo escasos ejemplos entre nosotros: el café. El gran café. Eso era Los Leones. Un gran café, el mejor de su género con que contaron los logroñeses del siglo pasado para emplearlo en lo que se emplean este tipo de garitos: para ver pasar la vida. El cliente deviene en observador atento de las cuitas de su ciudad, anota en su caletre las variaciones que observa tras los ventanales, registra el movimiento del resto de parroquianos y confraterniza con los dueños del local tanto como con sus camareros, que acaban formando parte de su propio paisaje vital.

Para que semejante suceso acontezca, se requieren algunos requisitos que Los Leones superaba con excelente nota. Un céntrico emplazamiento (la calle Portales), un espacio majestuoso (y majestuoso era como se observará en las imágenes que ilustran esta entrada), un servicio que garantizase que el cliente se sintiera allí mejor que en casa… Los Leones era eso y era mucho más, porque al crío que uno era entonces, cuando lo frecuentaba guiado por la mano paterna, le impresionaba lo grandioso del escenario y todavía le  emocionaba más saber que sirvió como improvisado plató para la película Calle Mayor, como atestigua gentil Maite Bellido, convertida en amable cicerone para el autor de estas líneas en su condición de fedataria de Los Leones, el café donde ejerció de princesa.

Porque Maite es hija de Ricardo Bellido, dinámico empresario hostelero a quien la memoria popular asociará siempre con el desaparecido local, y a ella le debo los datos que a continuación desgrano sobre la historia de la cafetería, así como algunas de las fotos que ilustran estas líneas. Gracias a su testimonio confirmo lo que sospechaba: que a veces, la historia de una ciudad entera puede condensarse en un breve apunte biográfico, en la mínima peripecia de uno de sus vecinos, en la trayectoria leve de sus rincones más castizos. En ellos está representada la vida entera de esa ciudad, que a menudo se pespuntea como es norma en el caso de Logroño contra el telón de fondo de sus bares. Sobre todo, cuando sus bares alcanzan una fama que trasciende sus avatares: cuando se transforman en icono local, faro y brújula.

Ese el caso de Los Leones, que no siempre se llamó así. Maite recuerda que cuando su padre, Ricardo, tomó posesión del emblemático establecimiento todavía se llamaba Los Dos Leones. Ocupaba el mismo emplazamiento, tan cañí: en efecto, ubicado en la calle que fue central de Logroño, tenía también salida hacia Hermanos Moroy, lo cual justificará algunos divertidos enredos que Maite irá contando a lo largo de la conversación que aquí resumiremos.

Así que como en las novelas por entregas, ahí va la famosa palabra: continuará.

Juan Antonio Bardem y José Suárez, con otros clientes de Los Leones

 

P.D. Por primera vez, una de las entradas de este blog tendrá vocación de serial. Lo merece la altura y prestigio del local que protagoniza estas líneas y lo merece el abundante caudal de información que con amabilidad y asombrosa memoria me regaló Maite Bellido. Lo merece también la deuda que uno tiene contraída con aquellos espacios que habitó de crío, donde quedó atrapada una parte de nuestra memoria: me recuerdo de niño, acudiendo a buscar a mis padres, que fueron clientes fieles del café, para subirme a sus rodillas o los de sus colegas de tertulia mientras me invitaban a un chocolate. Sólo el de Moreno me supo alguna vez tan rico.

 

Un recorrido por las barras de la capital de La Rioja

Sobre el autor

Jorge Alacid López (Logroño, 1962) es periodista y autor de los blogs 'Logroño en sus bares' y 'Línea de puntos' en la web de Diario LA RIOJA, donde ocupa el cargo de coordinador de Ediciones. Doctor en Periodismo por la UPV.


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