No se me ocurre mejor manera de empezar la semana que escuchando a los grandísimos ÑU del señor Molina. Quizás os lo he contado ya, aunque no lo recuerdo con exactitud. Os hablo de como descubrí a esta bandaza durante la adolescencia. Ocurrió después del verano del 87, cuando un servidor contaba con catorce primaveras. Mi compañero de estudios y gran amigo Joaquín trajo consigo a la apertura del nuevo curso una cassette de noventa minutos, con una calidad de audio bastante discutible y los títulos escritos a mano. Se trataba del doble directo ‘No hay ningún loco’ de ÑU, el cual había sido editado el año anterior y registrado durante una actuación del combo en la sala madrileña Canciller.
Joaquín me explicó que en aquel grupo cantaba y tocaba la flauta un primo carnal de su madre y que la había conseguido aquel verano en el pueblo natural de ambos, Sacedón ( ¡quién me iba a decir a mí que años más tarde acabaría entrevistando a José Carlos Molina cara a cara aquí, en Logroño! ). Enseguida nos pusimos a escucharla y todo cambió para nosotros. Aquellas canciones, cantadas en castellano y de fragancia medieval, nos provocaban un sinfín de emociones difíciles de explicar. Himnos como ‘Sé quién’, ‘Ella’, ‘El flautista’, ‘Perseguido’, etc. a día de hoy todavía me arrancan gratos recuerdos del pasado, a la par que continúo disfrutando como un niño de aquellos temas, por supuesto.
Por Joaquín y para todos aquellos chavales que como nosotros comenzasteis a escuchar al castizo trovador en vuestros años jóvenes, va este pedazo de video de la época, esperando que por unos minutos volváis a sentir aquella sincera felicidad de nuevo.