No se si alguien se acordará de esas cajas de lata, donde venia hace muchos años el Cola-Cao. Servían para todo, en mi casa había unas cuantas. Mi madre las utilizaba para guardar los carretes de hilo, botones, cremalleras y todas esas cosas que tenian antes las madres. Mi padre, atesoraba tornillos, viejos enchufes y cables de planchas o de batidoras que se estropeaban, potenciómetros de amplis, transistores, resistencias. Era un manitas y ante la falta de recursos económicos había que aguzar el ingenio y se construía sus propios equipos de música. El primero que tuve yo, me lo hizo el y aún lo conservo.
En fin, que en esas cajas cabía toda la quincalla imaginable, esa que guardas pensando que algún día puede serte útil, y que al final termina arrinconada en el altillo de cualquier armario.
Bueno, pues yo, tengo un par de esas cajas. Y en ellas guardo recuerdos. Tengo púas de gente que ha tocado conmigo. Fotos que de vez en cuando miro con añoranza. Una piruleta de Korg, la marca de teclados, que no se quien coño me la dio. Una púa de los desaparecidos estudios Arión de Pamplona. Un pin de platos Paiste. Vamos, algo así como una memorabilia casera. Y entre todas esas cosas tengo muchas entradas de conciertos a los que he asistido a lo largo de los años. Otras por desgracia han desaparecido o están extraviadas en alguna otra caja olvidada en casa de mis padres.
Tratando de recordar cual fue mi primer concierto de verdad, quiero decir pagando, sabiendo lo que vas a ver, he encontrado una de La Orquesta Mondragón, en la plaza de toros durante los San Mateos del 83. Hay otra de Gwendal pero la fecha esta rota y no se ve, pero sería de ese año o del anterior, porque fui con un amigo de Maristas. Recuerdo el concierto de Miguel Ríos y su gira, Rock ´n´ Ríos, en la plaza del ayuntamiento, aunque este era gratis, pero fue espectacular.
Aunque el concierto que me marcó de verdad fue el que se celebró en el polideportivo de Las Gaunas en las fiestas de San Bernabé en 1984, concretamente el 10 de Junio. Ángeles del Infierno, Banzai y Celeste Carballo con su grupo U.M.O. Unidad Móvil Operativa, nos visitaron para deleite de todos los amantes del heavy, que hambrientos de decibelios acudimos en masa ha dicho evento, y aunque no estoy seguro, me suena que esta ultima no tocó. Cuando me enteré por la prensa de que venían a tocar a Logroño, me dije, tengo que ir, si o si. Con el tiempo y hablando con mucha gente, resulta que casi todo el mundo estuvo allí, pero claro éramos unos crios y no nos conocíamos. La gira se llamaba El Poder del Heavy, lema que figuraba en los discos de la compañía Wea, que era la discográfica donde militaban las tres bandas que iban a actuar aquí.
Logroño casi nunca ha sido bendecido con la visita de grupos del género y en aquella época en la que éramos poco menos que delincuentes, pues menos aún. Y digo lo de delincuentes, con todas la de la ley porque, que levante la mano, a quien en esos tiempos no le paró la policía, para pedirle la documentación, la papela que decíamos entonces, por el simple echo de llevar el pelo largo o unas pintas que se salían de lo normal. A mi unas cuantas, os lo puedo asegurar.
El caso es que después de soltar las cuatrocientas pelas que costaba la entrada y con ella en la mano, me dije, y a donde voy yo a un concierto, sin conocer ninguna canción, exceptuando el “Maldito sea tú nombre” de Ángeles, que radiaban en los cuarenta con motivo del mismo. Sabia de ambas bandas por la revista Heavy Rock, era la única, no había otra, pero de su música no conocía nada. Así que me dirigí a Discoclub, era siete de junio, lo sé, porque por aquel entonces, ponía la fecha en todos los discos cuando me los compraba, y una vez allí me encontré con la duda de cual de los dos adquirir. Con la entrada, me habia quedado bajo mínimos y los discos costaban más que esta, así que había que elegir con cuidado. Mirando una portada y otra, y dándoles la vuelta, para ver que pintas tenían, me sentí más atraído por la imagen de Banzai, así que me decidí por ellos.
Cuando llegué a casa lo puse en el plato, me senté en el sofá de mi cuarto, y quede poco menos que alucinado.
El sonido de este disco era totalmente diferente a todo lo que se hacia aquí por aquel entonces. Me refiero a nivel de producción. No sonaban como un grupo español ni por asomo, y hubieran podido sacarle los colores a más de un grupo anglosajón de la época y tratarles de tú a tú si hubieran tenido el apoyo necesario. Tal vez se adelantaron a su tiempo. Cuando en España estábamos más acostumbrados al sonido barriobajero de gente como Leño, Barricada o el heavy más clásico pero con mensaje contestatario de Barón Rojo, Banzai se decantaron por unas letras más simples, para nada comprometidas, al estilo de bandas británicas, americanas o alemanas, Accept o Scorpions ya empezaban a despuntar, y que hablaban de la vida en la carretera, la lucha encima de un escenario o le ponían letra a una historia de Robert Louis Stevenson, como es el caso de “Mr Hyde”. Desde el sonido de las guitarras hasta la batería, pasando por el bajo, y la voz de Manzano, injustamente infravalorado en este país, todo, tenía identidad propia. Y las canciones, no digamos. Estaban hechas para el directo y eso quedo claro cuando tuve ocasión de verlos. Coros como los de “Luces”, “Grita” o “Duro y Potente” son buena prueba de ello. “No Pierdas el tren”, mi favorita, “Crimen sin Castigo” la fantástica balada “Se terminó”, con una letra, antimilitarista, muy en la onda de lo que se hacia en la época cierra este disco y lamentablemente la andadura de este grupo que mereció mejor suerte.
Del concierto en si, pocos recuerdos tengo. Solo se que me desgañite gritando, salte como un loco y salí alucinado. Fue toda una experiencia. Recuerdo también, que estando en la cola para entrar al polideportivo, aparecieron un grupo de auténticos heavys. Eran como los que aparecían en las contraportadas de los discos, yo alucinaba, largas melenas, elásticos, mayas de rayas, chupas de cuero. De donde, me preguntaba yo, ha salido esta gente, porque, por Logroño nunca había visto nada igual. Yo entonces tenia 17 años, y llevaba el pelo largo pero no como estos tíos. Y como se paseaban los cabrones sabiéndose el centro de todas las miradas. Con el tiempo, identifique a varios de ellos en mis excursiones nocturnas a la ciudad heavy por excelencia de La Rioja, Nájera. Pero eso es otra historia.
En cuanto hube reunido la pasta suficiente, volví a Discoclub a por el disco de Ángeles del Infierno, “Pacto con el Diablo”. Adiós dinero, adiós al cine de los domingos y a la partidita en el Alcázar, hola Heavy Metal.
El grupo más representativo del Rock duro en la España de los ochenta, eran Barón Rojo, pero para los que buscábamos sensaciones nuevas, es decir, más caña, Ángeles del Infierno eran perfectos. Si bien como músicos no eran unos virtuosos, en conjunto sonaban demoledores y se convirtieron en el primer grupo propiamente Heavy del país. Luego vendrían muchos más, Tritón, Sobredosis, Evo, Goliath y un montón de grupos que en el mejor de los casos, no pasaron de grabar un par de discos, siendo precisamente Ángeles, junto con Barón Rojo y Obús los que mayor renombre obtuvieron y curiosamente, los tres siguen en activo en la actualidad
Grabado al igual que el “Duro y Potente” de Banzai en los Ibiza Sounds Studios, muy de moda en esos años y propiedad de Dave Holland, batería de Judas Priest, el sonido de este trabajo es apabullante.
Ángeles del Infierno, nos hizo soñar a muchos con la idea de que se podía formar un grupo de autentico Heavy Metal cantando en castellano. Canciones como “Maldito sea tu Nombre”, que habla sobre el siempre poderoso dinero, tiene una letra totalmente vigente en los tiempos que corren. “Rocker”, toda una declaración de principios. “Esclavos de la Noche”, “Unidos por el Rock”, “Sombras en la Oscuridad”, temazo…..“Condenados a Vivir”, en fin, un disco redondo de principio a fin.
Después de este concierto vinieron muchos más, Maiden, Judas, Metallica, Helloween, Whitesnake, Megadeth, Slayer, Saxon…. En fin muchos conciertos de los que guardo excelentes recuerdos, pero este de Ángeles con Banzai, fue el que marcó el pistoletazo de salida.
Ya lo decía el lema de la gira que protagonizaban, “El poder del Heavy”, y eso, era mucho poder.
Salva Guillén Etayo para Metal Pesado