Desde el pasado jueves 18 de agosto, una nueva estrella brilla sobre el firmamento logroñés. Se llamaba Belén y nos ha dejado a la temprana edad de cuarenta y ocho años. Junto a su hermano Josemi regentaba La Cabaña, principal refugio y epicentro del Heavy Metal en la capital riojana a principios de los noventa. En 2012 dediqué un post al recordado establecimiento, lo podeis leer pinchando aquí.
Mis colegas y yo crecimos en aquel bar. Allí tras la barra acostumbraba a recibirnos Belén, dibujando siempre una preciosa sonrisa. Era nuestro amor platónico, no lo niego. Pedíamos lo de siempre: una ronda de ‘sanmigueles’ bien fresquitas, a setenta y cinco pesetas la unidad. Me acordaré toda la vida.
Mojábamos el gaznate mientras sonaban a todo trapo Judas Priest, Ozzy Osbourne, AC/DC, Iron Maiden y un largo etcétera. El ambiente se caldeaba por momentos y a última hora aquello parecía Londres, gracias a la espesa niebla que emanaba del piso superior. ¡Qué tiempos!. Lamentablemente el local cerró sus puertas hace unos años, dejando huérfanos a un buen puñado de cuadrillas que disfrutábamos allí cada fin de semana, encerrados en aquel mítico reducto, escuchando nuestra música favorita.
Hoy he sabido del fallecimiento de Belén gracias a Mi Vida es Una Canción, el nuevo blog de mi amigo Salva, otro grande de nuestra escena. Y me he quedado de piedra. No la llegué a conocer más allá de las conversaciones de barra, pero sé que era una buena persona. Eso era lo que transmitía su mirada, una dulzura que no era propia de este mundo, tan bella, que destacaba por encima de tanto decibelio y tanta melena junta.
Me duele mucho que se haya ido tan pronto. Así que valgan estas humildes líneas para honrar su recuerdo, sonando ‘Stairway to Heaven’ de Led Zeppelin y su cantante Robert Plant, quién explicó en una ocasión que esta canción relata «el comienzo de la primavera, cuando los pájaros hacen sus nidos, cuando empiezan la esperanza y el nuevo año».
Descanse en paz.