
Beth Hart me tiene secuestrada la razón. Esta cantante de belleza felina es un crisol de voces poseída por los efluvios de Robert Plant, Aretha Franklin, Janis Joplin y Etta James, entre otros colosos del género. Nacida en Los Ángeles en 1972, acostumbra a enamorar el alma del pobre mortal con su blues virtuoso y sensual.
Su poderosa garganta, llena de color y fantasía, le ha concedido acompañar sobre los escenarios de medio mundo a reconocidos fenómenos como Jeff Beck, Slash y Joe Bonamassa. Una mujer cuyo pasado, teñido de drogas y alcohol, la ha forjado a fuego lento hasta convertirla en una diosa de la canción.
Su música consumida de manera nocturna, casi furtiva, te robará el corazón y serás pasto del desamor más profundo pero también de la verdad absoluta. De aquella verdad que ilumina, esa que sólo aparece una vez en la vida.
Te quiero, Beth Hart.