En medicina, esta expresión significa abrir el tórax del paciente para realizar una operación en su enfermo corazón. Y así es exactamente como me siento hoy lunes. Con el pecho rajado, unido por unas cuantas grapas y el tatuaje del drumming que cicatriza en mi interior, mientras llora sangre a ritmo de una felicidad absoluta. Estos últimos días he tenido la experiencia musical más bonita y hermosa de toda mi existencia, todo ello gracias a unas personas que, desde hace un tiempo, me cambiaron la vida. Me han enseñado muchas cosas, entre todas ellas, el sentimiento de la verdadera amistad y la realización de un viejo sueño que ahora cobra sentido. Y es que esta quinta edición de La Rioja Drumming Festival ha supuesto la consagración de la música como lenguaje universal, pura e inocente, con una belleza tan grande que duele el alma, que me desborda. Por todo esto y mucho más, un millón de gracias.

Si estais atentos, durante los próximos días vereis aparecer en la Red los ecos de una edición que ya se proclama, en los círculos de la industria especializada, como el primer evento de estas características en todo el planeta. Y hablando de planetas, que mejor cierre para el artículo más personal que he escrito nunca que los PLANET X del señor Virgil Donati interpretando “Kingdom of Dreams”, el reino de los sueños.