A lo largo de la historia de la música contemporánea han sido muchas las obras que no han llegado a cosechar todo el respeto y reconocimiento que merecían, tras su lanzamiento. El paso del tiempo tampoco ayuda, seamos sinceros. Discos que tuvieron la mala suerte de ser paridos en un momento inapropiado o que simplemente no tuvieron el mismo trato que sus hermanos, por tratarse de moneda de cambio entre discográfica y banda. En cualquier caso, nuestra responsabilidad como consumidores nos obliga a reconocer un producto de calidad y otorgarle el feedback que merece.
‘Headless Cross’ de Black Sabbath es un buen ejemplo de todo esto. Se trata de un álbum absolutamente infravalorado, grabado en 1989 con la presencia de Tony Iommy como único miembro original de la banda y que supera de largo sus cuatro ediciones anteriores (‘Eternal Idol’, ‘Seventh Star’, ‘Born Again’ y ‘Mob Rules’), devolviéndolos a su mejor momento.
No en vano, el elenco de músicos que acompaña al bigotudo guitarrista en esta grabación es de sobresaliente, con el maestro Cozy Powell a los tambores, Geoff Nicholls a los teclados, el reconocido bajista de jazz Laurence Cottle y la poderosa garganta de Tony Martin, mezcla de David Coverdale y Ronnie James Dio.
Curiosamente Tony Martin, después del carismático Ozzy Osbourne, fue el cantante que más años duró en el combo de Birmingham. Un torrente de voz que abrazó de manera innata la música de Sabbath, aportando unas letras oscuras y llenas de magia. Un músico enorme.
Con el paso del tiempo los aficionados al género debaten entre la primera época del grupo, con Ozzy al frente o bien, sus posteriores grabaciones con Dio. ¿Pero qué pasa con Tony Martin y este discazo?. ¿Por qué siempre se queda fuera de la ecuación?.
‘Headless Cross’ contiene una intro más siete temas absolutamente cuajados, serios, fenomenalmente bien construídos, con Iommy pletórico mientras se apoya en una base rítmica perfecta, con Powell sentando cátedra. Un ejemplo: el arpeggio que abre ‘Nightwing’ es apoteósico, mientras la línea de bajo de Cottle te pone los pelos como escarpias. Una obra maestra de heavy metal clásico cuyo pecado nadie entiende. Martin canta genial, su interpretación no puede ser más heavy en todo el plástico, ¡pardiez!. ¿Qué más quieres?.
Dale una oportunidad y escúchalo a todo volumen, porque te va a encantar.