Hasta siempre, Willy
El pasado viernes 15 de agosto falleció mi querido amigo y colega Guille L. Aguado “Willy”, después de luchar durante tres largos años contra el cáncer alojado en su cuerpo.
Conocí a Willy en 1993, junto al resto de su genial banda llamada Doomsday (Barcelona), entre escenarios que vibraban con la electricidad de la música y la complicidad de los ratos compartidos. Era el batería, un músico lleno de energía que me dejó una profunda huella desde el primer minuto, por su manera de ser, llena de generosidad y amables gestos. Además, era un virtuoso de los tambores y empujaba el motor de aquella banda con una fuerza y precisión descomunal, producto de su sincera e intensa naturaleza.
Guille L. Aguado “Willy”
Willy no era sólo era el pulso de las bandas en las que militó a lo largo de toda su vida (Doomsday, Fast Sharks, Hijos de Caín,…), además era el cálido abrazo de un amigo que sabía escuchar, que sabía reír, que latía con fuerza en medio del caos para celebrar la camaradería que nace cuando la música nos une. La comunidad metalera llora su pérdida, pues la noticia de su fallecimiento ha sido un golpe bajo.
Los catalanes Doomsday a principios de los años 90
La música se ha quedado muda y los focos de la sala se han apagado, mientras intentamos asimilar que nuestro amigo ha partido hacia un sitio mejor. Su legado y memoria pervivirán en su familia y en todos nosotros por siempre, mientras su espíritu brilla a través de aquellas canciones que nos ha dejado para el recuerdo.
Descansa en paz, Willy.
Fotos: Juan Cañuelo y David Saavedra
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