En enero de 2014 la prensa internacional anunció con alegría el nacimiento de Nordic Beast -parecía una marca de tónica-, una super banda de Hard Rock liderada por John Norum (Europe) junto a Mikkey Dee (por aquel entonces en Motörhead, actualmente en Scorpions) a la batería, Hal Patino (King Diamond) al bajo, Mic Michaeli (Europe) a los teclados y la voz de Age Sten Nilsen (Wig Wam). Grandes expectativas y proyectos depositados en un combo lleno de celebrities que naufragaba un año después. Ni tan siquiera grabaron un disco para el recuerdo y no sería por falta de medios.
El caso de Nordic Beast no ha sido el primero ni será el último, por desgracia. Y digo por desgracia porque estas efímeras reuniones -me vienen a la cabeza un buen puñado ahora mismo-, a menudo bien arropadas por los medios y sonando francamente bien, flaco favor le hacen a un panorama musical muy saturado de bandas que, siendo sincero, entiendo no aportan nada de valor al género. La globalización musical tiene un precio, amigos.
Nunca me han hecho gracia estos grupos, es cierto. Básicamente porque se cuelan en los primeros puestos de la fila y no dejan avanzar a quiénes realmente lo merecen. Si tienen el capricho de juntarse para tocar cuatro versiones están en su derecho, pero ese no es el camino. Además, la corta trayectoria de este tipo de formaciones, a menudo salpicada con numerosos cambios de formación, no deja rastro pasado un tiempo prudencial.
Nordic Beast, la super banda que no fue. Una de tantas.