Agitar sombreros siempre fue muy de estación de ferrocarril… de despedidas mientras el tren, vapor incluido, iba empequeñeciendo según aminoraba el ‘chacachá’ en nuestros oídos.
Lejos quedan los tiempos que sólo tipos como Eduardo Gómez son capaces de retener en su memoria, además de plasmarlos sobre el papel y encima hacerlo como nadie…
A los demás no nos queda más que deleitarnos con sus historias sobre el viejo Logroño y aprender del ejemplo… o al menos intentarlo. Por eso, ahora que tanto se habla de alta velocidad, soterramiento y estaciones provisionales, no deja de sorprender que el ser humano siga diciendo adiós de la misma manera…
La imagen, captada en la vía férrea desde Vara de Rey, es un buen ejemplo de ello: un sombrero cordobés así lo atestigua. Logroño, en pleno 2010, si bien avanza por los raíles de la modernidad, continúa siendo escenario de despedidas de las de antes para fortuna de quienes, como yo, siguen echando la vista atrás.