¿Se imagina usted a uno de sus compañeros de trabajo pidiendo a gritos la dimisión de su jefe en la oficina justo cuando los demás se hallan inmersos en sus quehares sin apartar siquiera la vista de la pantalla del ordenador?
¿No? Entiendo, usted debe ser de los que nos ganamos las habichuelas en la empresa privada…
Pero, ¿qué pensaría si le digo que esa situación se ha dado esta misma mañana en el Ayuntamiento de Logroño? Como lo oye… a gritos y en pleno horario de trabajo.
Ha sucedido en el pleno municipal (abajo, fotografía de Justo Rodríguez), donde más de medio centenar de funcionarios no han tenido otra ocurrencia que ‘invadir’ el salón plenario de la capital regional para, silbato en mano, pedir a viva voz la dimisión de Vicente Urquía, concejal de Economía y Hacienda y, como tal, responsable del ‘tijeretazo’ al sueldo de los empleados públicos a imagen y semejanza de la poda aplicada por el presidente Zapatero.
Conscientes de que el impensable episodio para el resto de asalariados por cuenta ajena pueda volver a repetirse en la Administración local, el Ayuntamiento de Logroño ha tomado cartas en el asunto asegurando que “no va a tolerar” la reiteración de tales hechos (ya antes del pleno habían interrumpido una rueda de prensa del concejal Atilano de la Fuente ante la perplejidad de los periodistas allí presentes) y advirtiendo de que “abandonar el puesto de trabajo es ilegal”.
El equipo de Gobierno municipal, por mucho que lleve lo de socialista en el nombre, ha subrayado en un comunicado que “no se va a permitir que no cumplan con sus deberes laborales, como han hecho esta mañana durante hora y media” ni tampoco “que utilicen medios municipales, como camiones de bomberos y del parque de servicios, para continuar con sus protestas”.
“Los trabajadores y sus representantes sindicales tienen todo el derecho a convocar paros, pero deben hacerlo legalmente”, me decía el propio Urquía a la finalización del citado pleno extraordinario.