Lo ha vuelto a hacer. Directo y sin pelos en la lengua, el señor Alfonso ha vuelto a convertir unas simples declaraciones en noticia de la semana… Incorregible desde sus años de vicepresidente del Gobierno, Guerra ha vuelto a originar ‘batalla’, esta vez dentro de sus propias filas…
¿Cómo esperan sus ‘compañeras’ de partido que pueda cambiar a estas alturas? Aún recuerdo como, siendo niño, mi padre me llevó a un mitin del sevillano, quien ese día empezó su intervención mostrando una vieja cartilla de racionamiento y espetando al ya de por sí convencido público: “¿Os acordáis de estoooooooo?”
Han pasado muchos años de aquello… Sin embargo, Alfonso Guerra, más viejo pero con la misma lengua viperina, continúa dando de qué hablar: el haberse referido a la ministra de Sanidad como ‘señorita Trini’ a la hora de valorar el recién clausurado proceso de primarias del PSOE en Madrid ha sido la última…
«Yo no sabía que la palabra señorita pudiera molestar a nadie», ha alegado en su defensa tras las numerosas quejas recibidas… Quejas cuyo motivo no es tanto cuestión del qué, es decir, de tal o cual palabra, sino del quién, y por tanto, del personaje que la usa…
No hay que ser demasiado mal pensado para considerar que el señor Guerra, con sus antecedentes, no utilizaba el ‘señorita’ para referirse a Trinidad Jiménez ni con la acepción 4 del diccionario de la RAE (término de cortesía que se aplica a la mujer soltera) ni tampoco la 5 (tratamiento de cortesía que se da a maestras de escuela, profesoras, o también a otras muchas mujeres que desempeñan algún servicio, como secretarias, empleadas de la administración o del comercio, etc.).
Se da la circunstancia de que aquí en Logroño, justo el día en el que las ‘señoritas’ de Madrid ocupaban todas las portadas nacionales, una ‘señorita’ riojana era designada candidata del PP a la Alcaldía de la capital haciendo lo propio en nuestra Comunidad Autonóma…
Es más, paradójicamente, la ‘señorita Cuca’, al igual que la ministra, tiene ante sí el reto de desprenderse de esa imagen pública de señorita… especialmente de cara a las próximas elecciones municipales. Yo, de momento, no tengo antecendentes. Pero mucho me temo que esa será precisamente una de las bazas de PSOE y PR para echar por tierra la imagen de Concepción Gamarra…
Guerrean las socialistas con Alfonso Guerra por no haberse referido a Gómez como ‘senorito Tómás’… Y mira tú por donde que aquí, en nuestra ciudad, también tenemos a otro Tomás, aunque este de apellido Santos.
La Real Academia Española define señorito como: 1) Hijo de un señor o de persona de representación, 2) Amo, con respecto a los criados, y 3) Joven acomodado y ocioso…
Estarán conmigo en que nada tienen que ver, pues, con el actual alcalde. Sin embargo, como Tomás que es, y aunque se llamase Pedro (que no Sanz), Santos sabe que tiene mucho ganado presentando a Cuca como señorita, joven y con dudosa experiencia (léase Gran Vía) a juicio de la oposición, pero sobre todo dependiente y obediente, precisamente, respecto a un señor.
¿Acaso su tocayo Gómez no se ha aprovechado de que la señorita Trini fuese la candidata del también señor Zapatero?