Definitivamente, el conato apunta a incendio…
Ha bastado una semana para que el desencuentro entre la Asociación de Promoción Gitana de La Rioja y el Ayuntamiento de Logroño a cuento de la vivienda se sitúe al borde de lo permisible.
El llamamiento a la tranquilidad, la sensatez y el diálogo de Ángel Varea y Pilar Criado y a la cordura y el sentido común de Enrique Jiménez Gabarri se ha quedado en una mera declaración de intenciones que, tras los últimas palabras escuchadas a unos y a otros, nos obliga a ir buscando la manguera antes de que sea demasiado tarde…
Sin intención alguna de echar más leña al fuego, cabría decir que si desafortunadas fueron las declaraciones realizadas por el presidente de la APGR invitando al concejal de Casco Antiguo a realizar un ‘tour’ para comprobar las condiciones en las que vive el pueblo gitano, si bien acompañado “porque si va solo lo tendrá mal”; desafortunadas han sido también las del edil de Desarrollo Urbano, Miguel Gómez Ijalba, diciendo que “nunca” antes había quedado el auditorio municipal en el estado de suciedad que quedó tras ser utilizado por gitanos en un acto organizado por la Iglesia Evangélica.
Se da la paradoja de que tal cruce de ‘acusaciones’, cuanto menos peligroso, llega justo después de que la APGR responsabilizase al Ayuntamiento de la capital riojana de “alimentar con informaciones inciertas (en relación a la desmentida petición de pisos gratis) posibles comportamientos racistas y xenófobos»…
Sin embargo, lejos de dejar que el encendido conflicto se apagase, unos y otros se han empeñado en rociarlo con gasolina haciendo caso omiso a las advertencias de peligro.
Unos y otros, gitanos y payos… y saben qué, que a estas alturas del suceso nadie está libre de culpas y ya pueden ir empezando a asumir sus responsabilidades. Ellos y sólo ellos pueden sofocar las llamas.