Nada hubiese sido igual sin la ya famosa carta. Firmada por Julio Revuelta y remitida a Pedro Sanz, el hasta el pasado lunes militante del PP y exalcalde de Logroño no solo comunicaba al presidente de La Rioja su deseo de causar baja en la gran familia ‘popular’ riojana sino que además, en su intento por argumentar su decisión ante el otrora ‘jefe’, venía a reforzar la tesis tantas veces denunciada por el actual equipo de Gobierno municipal de PSOE y PR durante la presente legislatura: la discriminación en palabras de socialistas, ‘cerco’ según regionalistas por aquello de la tradición bernabea, a la que viene sometiendo el Ejecutivo autonómico a la capital.
De hecho, ayer mismo circulaba por los pasillos de las Casas Consistoriales una entrevista publicada en Diario LA RIOJA con motivo de la toma de posesión de Tomás Santos como primer edil en la que el ex José Luis Bermejo aseguraba sin tapujos que la decisión de relevarle como alcalde fue una decisión no solo precipitada e inoportuna, sino también equivocada… “pero como estás al servicio de una organización, te vas al Congreso de los Diputados, te dan el cargo de presidente de la Comisión de Derechos Humanos… Ha pasado y ya está” , reconocía ante la grabadora de Javier Ezquerro
Nada hubiese sido igual sin la ya famosa carta. Al menos en cuanto a las reacciones… ya sea en público o en privado. A la sorpresa inicial por la exclusiva de Diario LA RIOJA le siguió una valoración unánime desde las filas del Gobierno en el Ayuntamiento y desde la oposición en el Parlamento: “Viene a denunciar lo mismo que llevamos nosotros denunciando desde él se fue”. Discriminación, cerco, acoso y derribo, ninguneo… Palabras tantas veces oídas de boca de Santos, Urquía o Varea pero que en la carta del exalcalde han tenido un efecto altavoz difícil de silenciar. Los decibelios no han parado de subir desde entonces y el riesgo de jaqueca, para unos más que para otros, es harto probable.