El matrimonio hace aguas, cierto, pero duró lo que tenía que durar. PSOE y PR se divorcian, sí, pero sin dramatismos ni procesos traumáticos… Una separación con absoluta normalidad que cuenta con las ventajas del haberse casado por conveniencia y no por amor.
Sucede cada cuatro años… La política de pactos convierte el ‘hasta que la muerte os separe’ en ‘hasta que el fin de legislatura os lleve por caminos diferentes’. Por ello no hay que dar más importancia de la precisa ni a las acusaciones de Miguel González de Legarra ni a la respuesta de Tomás Santos. Puro teatro, ya saben. El mismo que cada cierto tiempo han venido representando Ángel Varea y los suyos desde el mismísimo 2007… Que si lo dejamos, que si no, que si es que no me quieres, que si tú tampoco…
Tampoco hay que dejarse llevar a engaños… Vamos, que nadie sufre. Vamos, que es lo habitual: socios de Gobierno que con las elecciones a la vuelta de la esquina recuperan sus siglas y si te he visto no me acuerdo… no me acuerdo al menos hasta conocer los resultados, claro está.
La tribuna del presidente de los regionalistas arremetiendo contra el alcalde de Logroño en particular y el PSOE en general forma parte de esa estrategia, de ese lógico distanciamiento a la hora de comparecer ante el electorado. Otra cosa es la manera de escenificar tal ruptura: el PR tratando de hacer el mayor ruido posible, presentándose como el cónyuge airado de la relación, y el PSOE llevándolo con la mayor discreción posible y con un pelín de pasotismo o indiferencia: si no estás a gusto con la vida que te doy, ya sabes lo que tienes que hacer…
Eso sí, todo de cara a la galería pues son palabras que se lleva el viento. Tiempo al tiempo. Estaríamos ante un nuevo cese temporal de la convivencia pues nadie duda de que a partir del 23-M, o la misma noche del 22-M, se abrirá de nuevo la veda del cortejo y el PR tratará de presentarse como la mejor moza… ante el PSOE, ante el PP o ante quien haga falta. Los mismos planes tiene ‘Ciudadanos’ de Revuelta, digo, ‘de Logroño’.