Me crié en Extremadura y no conocí a otro que no fuese Juan Carlos Rodríguez Ibarra como presidente de la Junta. A los 17 años marché a la Universidad de Málaga y a mis compañeros de clase les pasaba lo mismo con un tal Manuel Chaves solo que en Andalucía. Terminados mis estudios llegué a trabajar hasta en cuatro periódicos de Castilla-La Mancha y tuve que desayunarme cada mañana conJosé Bono.
Casualidades o no, por unas circunstancias o por otras, conocí a los hoy extintos ‘tres barones’ del PSOE y sé de lo que hablo… Mayoría absoluta tras mayoría absoluta, Ibarra, Chaves y Bono iban metiéndose al electorado en el bolsillo a la vez que iban sumiendo en la desesperación a un PP que parecía condenado a la oposición por los siglos de los siglos. Amén.
24, 19 y 21 años de Gobierno después, todos ellos fueron abandonando sin llegar a perder unas elecciones. Ibarra anunciando su renuncia a encabezar la lista del PSOE en las autonómicas del 2007 y Chaves dimitiendo de un cargo que se antojaba vitalicio tras ser nombrado ministro por Zapatero siguiendo el camino seguido por Bono años antes.
Hoy, asentado como estoy en La Rioja, veo similitudes con el caso de Pedro Sanz (en la foto de Sonia Tercero) y el PP riojano, que se encamina a su quinto mandato ante la impotencia socialista. Sanz suscita los mismos sentimientos encontrados que los Ibarra, Chaves y Bono en su día… pero han tenido que faltar para que su oposición tenga posibilidades de victoria. No sabemos qué pasará con Sanz ni si tras 16 años escuchará los cantos de sirena de Rajoy… Todo pasa y todo queda, pero lo que es seguro es que nada es eterno: no hay Sanz que cien años dure.