Se acabó lo que se daba. El 22-M ya es pasado así que toca hablar de presente… es decir, del 15-M. ‘Tienda de campaña’, el título elegido para una serie de reportajes electorales en los que he estado ocupado las últimas semanas, llega a su fin pero me resisto a echar la cremallera.
¿Quién me iba a decir que después de optar por ese nombre para mi sección fija se iba a producir una acampada en la plaza del Mercado de Logroño a imagen y semejanza de la de la puerta del Sol de Madrid para reivindicar una democracia real ya?
Podría hablar de los resultados obtenidos en cada uno de los sitios por los que he pasado durante la campaña: de cómo todos juntos (PSOE, IU y PR) volvieron a ganar al PP en Cordovín, pero de cómo éste reeditó éxito en Cañas supongo que con votos de las monjas de clausura de la abadía cisterciense incluidos; de cómo los populares se llevaron el gato al agua tanto en Pradejón (pueblo con más voto inmigrante en La Rioja) y en Ventrosa (pueblo con más voto emigrante), pero de cómo el PSOE hizo lo propio en Ausejo y Herce (donde asistimos a un par de actos públicos o mítines con apenas ocho personas en cada uno); incluso de cómo la candidata lesbiana del PP arrasó en Alcanadre o cómo el tío y el sobrino se jugarán la Alcaldía de Nieva de Cameros tirando una moneda al aire… Pero no voy a hacerlo. Voy a hablar del movimiento que trasciende a todo eso…
La acampada de Logroño sigue adelante y mi particular ‘Tienda de campaña’ también… Ambas se mantienen con la misma ilusión del primer día. Y es que la indignación mantiene la fuerza: entre 40 y 50 personas continúan durmiendo cada noche sobre el adoquinado para, ya de día, comenzar a organizarse en los diferentes grupos de trabajo (comisiones abiertas a quien lo desee) e iniciar el debate…. Llegada la tarde, es hora de asamblea general, donde centenares de logroñeses se dan cita en la misma para terminar agotando la jornada participando activamente en pequeños corros.
Lo cierto es que a día de hoy el 15-M se encuentra perfectamente estructurado en lo que a Logroño se refiere… como también lo es que el engranaje, sin saber muy bien cómo ni por qué, funciona… De momento, nadie parece dispuesto a detenerse ni a detenerlo… son más los que con ganas de cambio lo engrasan a diario en un verdadero ejercicio de democracia y, sobre todo, de ciudadanía. ¡Es la propia sociedad civil la que está en juego!