Fue Santiago quien me lo dijo. “El problema no es que no quede piedra sobre piedra sino que no haya nadie dispuesto a levantarlas de nuevo”. ¿Oportunista? Para nada, pues ya lo advirtió en el 2008 cuando el PSOE de La Rioja cerraba filas en torno a su secretario regional después de que, como en el traje nuevo del emperador, nadie se atreviese a decirle a Francisco Martínez Aldama que iba desnudo.

Hoy, tres años después, han sido las urnas las que han destapado a un ‘Kiko’ que, incomprensiblemente, sigue tapándose con no sé que ‘taparrabo’ en un intento de no airear sus vergüenzas. Solo Sufrategui se atrevió a levantar la voz ante tanta autocomplacencia -y hasta en dos ocasiones- consciente de que Martínez Zaporta, ante la indiferencia de Ferraz, planeaba su propia autodestrucción. Consentida por tanto… ellos sabrán por qué.

Una inmolación basada en aferrarse con fuerza en unos porcentajes de voto con los que solo podían salir las cuentas a alguien tan ‘optimista’ o tan ‘inconsciente’ como el propio Aldama y, por tanto, a una Ejecutiva regional cortada a su imagen y semejanza; y que encontraba el detonador adecuado en una fe ciega en mantener la Alcaldía de Logroño. ¿Para qué vamos a renovar listas?, pensarían. Pues precisamente para evitar situaciones como ésta… Descompuestos y ¿sin novios?

Flaco favor se hacen los socialistas quedándose únicamente con la lectura de una derrota por el ‘efecto Zapatero’. Sin embargo, ya lo estamos viendo. Santos y Aldama han asumido la responsabilidad “en primera persona”, sí, pero de muy distinta manera pese a ser igualmente criticables. El uno por dejar claro que solo hubiese seguido “como alcalde o como nada” y el otro por hacer ver que seguirá ahí “como sea y de lo que sea”.

El suicidio colectivo consumado el 22-M arroja una última lectura: y es que nadie sabe a ciencia cierta si los propios críticos se han salvado del desastre… La crónica de una muerte anunciada, con ZP o sin él, bien podría no haber dejado títere con cabeza. Las listas así lo reflejaban. Y lo que queda no es mucho más halagüeño. Claman las bases del PSOE por una revisión de ideas más que de nombres, como podría ser recuperar la ‘o’ de obrero, tal vez sabedores de que en regiones como La Rioja ni tan siquiera quedan personas para una renovación de verdad…

¿César Luena? Más de lo mismo. ¡Pero es que en Logroño ni siquiera hay nombres que barajar! Y es que, como tantas y tantas veces ha sido puesto de manifiesto, bajo esa fachada democrática que nos quieren hacer ver los partidos de puertas afuera lo que se cuece dentro son unas redes clientelares y notables dosis de amiguismo que mantienen la casa desde el suelo hasta lo más alto del techo en torno a la denominada disciplina de partido… y ello implica el sacrificio de los díscolos independientemente de su valía.

El problema es que cuando se tambalean los cimientos y se viene el edificio abajo, tal y como me dijo Sufrategui, quizás no quede nadie dispuesto a comenzar de nuevo.