Algo huele mal en Logroño Turismo… y mucho me temo que sea a muerto. Sea cual sea la resolución del ‘caso de las facturas infladas’, la Fundación está tocada de muerte. La nueva Corporación tiene ante sí el reto de acometer una complicada intervención quirúrgica (a vida o muerte) para intentar lavar su imagen y desprenderla el ‘sambenito’ del escándalo pero, a estas alturas de la enfermedad, se antoja imposible. Quizás hasta falte voluntad política… solo quizás.
El órgano municipal de promoción de la ciudad no da más de sí y lo cierto es que, con la tijera pendiendo de un hilo sobre los próximos presupuestos municipales cual espada de Damocles, no me resultaría extraño que el PP, el mismo que lo creó en el 2003, firmase su acta de defunción. Solo el tiempo dirá si definitivamente…. solo quizás.
Lo cierto es que en materias como Turismo es donde Ayuntamiento de Logroño y Gobierno de La Rioja o, lo que es lo mismo, Cuca Gamarra y Pedro Sanz, apuestan por la colaboración entre administraciones en pro de evitar duplicidades y optimizar recursos. Dos entes similares, La Rioja Turismo y Logroño Turismo; dos oficinas para lo mismo, la del Espolón y la de las Escuelas Trevijano; y dos plantillas para una sociedad pública y una fundación municipal que persiguen un objetivo común.
Y puestos a elegir, Logroño Turismo, acostumbrada como está a moverse al filo de la navaja y bajo la sombra de la sospecha (gerentes, contrataciones de personal, lonas, facturas y, ahora, el Fiscal) y sabiendo que fue obra de otro con tufillo a ‘cadáver’ para el PP como es Julio Revuelta, quizás tenga las de perder… solo quizás.